En Cuba está prohibído regalar en la calle a los transeúntes un ejemplar del texto de la Carta Universal de los Derechos Humanos. En efecto, el documento sigue siendo considerado como propaganda enemiga.
Varias manifestaciones se preparan dentro de Cuba por los opositores para celebrar el día de los DDHH, y tal como ha informado la disidente Martha Beatriz Roque desde el interior de la isla, ya empezaron las detenciones y abusos para impedir que una gran marcha se lleve a cabo de una punta a otra del país. Las detenciones se suceden una tras otra, apenas sin investigar, cualquiera que resulte sospechoso va para el tanque (cárcel), y sin chistar.
Por otro lado, en Miami se prepara una manifestación, y una Flotilla a cargo del Movimiento Democracia. La Flotilla reunirá a un grupo de embarcaciones que iluminarán el cielo desde las 12 millas y media, sin traspasar la línea, confusa en medio del mar, de la frontera de las aguas internacionales con las aguas cubanas. Ya en otra ocasión esta flotilla intentó lanzar flores en aguas cubanas y Cuba arremetió con lanchas y aviones de combate. Lo de la Flotilla lo entiendo hasta cierto punto, creo que es un acto simbólico y aguerrido, pero un poco locoide, porque no veo interés ninguno en llevarle paz y democracia a los cubanos de adentro valiéndose de barcos y fuegos artificiales o rayos láseres. Será una nueva estrategia mediante un mensaje carnavalesco de paz; pero así es una parte del exilio, y bueno, esperemos que tengan éxito en la empresa, y que un rayo de esos le cambie le mentalidad a los cubanos de a pie y se decidan a salir a las calles, si no a combatir, al menos a acompañar –si es que la dejan salir– la marcha de opositores.
Para mí, sin embargo, el mayor regalo y la más grande prueba, y lo que realmente deberíamos festejar, con bombos y platillos, y así lo están haciendo algunos canales de la televisión de Miami, es la llegada a esa ciudad de uno de los mayores deportistas de Cuba y del mundo: Rafael Castillo. Un nadador parapléjico, que ha ganado unas cuantas medallas y que tiene el récord de ser el tercer mejor nadador parapléjico en su categoría. Al joven le falta un brazo y una pierna, se encontraba en Guadalajara, México, con vistas a participar en una competición en el equipo oficial castrista y consiguió evadirse, preparó un plan muy exhaustivo y consiguió llegar a Miami haciéndose pasar por puertorriqueño. Hubo de pasar por varios contratiempos, complejos, pero lo logró. Su pasaporte fueron sus medallas, y no hay más bello y mejor ganado pasaporte que ése.
Me gustaría poner en este artículo un link a un sitio web de Rafael Castillo, pero curiosamente todos han desaparecido de la red como por arte de birlibirloque. El joven se expresa de manera respetuosa, posee unas energías y un carácter muy positivos y, además, se nota que está decidido a seguir siendo quien es, un campeón, y una persona buena que ama la libertad por encima de todo.
En uno de los reportajes de la televisión miamense se ve cómo el joven es acompañado a una tienda de utensilios ortopédicos y allí se le confirma que recibirá una prótesis para su brazo, que ha sido mandada fabricar a su medida, y le entregan la prótesis que ya ha comenzado a usar, para su pierna. Además de que el joven ya tiene entrenador, y todo augura que una prometedora carrera se abre ante su futuro. No merece menos. Es una historia conmovedora, sin duda alguna.
Y me conmueve enormemente la sinceridad con la que se expresa, tan diferente de la manera de comportarse de esos músicos que llegan a Miami bajo la égida protectora de Barack Obama y Hilary Clinton y su intercambio cultural de un solo lado, todos o una inmensa mayoría no sólo son mal educados, sino que se comportan de manera agresiva y, con toda evidencia, son muy mal agradecidos, no sólo siendo criticones del exilio –que son los que pagan las entradas para ir a verles tocar la misma porquería cansina de hace 53 años, las loas solapadas al régimen–, sino deshaciéndose en alabanzas a la dictadura.
Rafael Castillo es todo lo contrario. Siendo uno de los más grandes deportistas del planeta se comporta modestamente.
Siendo quien es, sin embargo, la potencia médica castrista, esa de la que ellos hacen gala, no lo pudo abastecer de dos prótesis en el tiempo que ese joven vivió en Cuba, toda una vida consagrada al deporte y de cuyas glorias individuales el castrismo se beneficiaba. No sólo no se ocuparon de brindarles ese confort, más que merecido y necesitado, sino que hasta el último momento lo estuvieron acosando para que regresara y proponiéndole 2 mil CUC por la medalla recién ganada, ¡qué risa, por no decir, qué asco! Además sería bueno que supieran por qué Rafael Castillo perdió su brazo y su pierna: a dos meses de nacido, Rafael Castillo cayó enfermo y en uno de los hospitales de la potencia médica castrista le pusieron un suero vencido y el niño hubo de ser amputado de un miembro superior y de uno inferior.
Esa misma potencia médica recién anuncia en El Nuevo Herald, que casi se ha convertido en El Nuevo Granma, que dos mil cubanos acaban de ser vacunados con la vacuna contra el cáncer de pulmón, “logro de la medicina castrista”; esperemos que esas vacunas estén en buen estado, no vaya a ser que deban amputar a dos mil personas de sus miembros locomotores a causa de uno de esos errores garrafales que cometen a diario. Sin embargo, todavía El Nuevo Herald no ha entrevistado al joven Rafael Castillo. Así va la cosa por los Miamis procastristas y pro cambio bajo el raulismo light.
Creo que la mayor prueba de que en Cuba se violan los derechos humanos contra todos sus ciudadanos, incluso contra los que ellos usan para sus fines, es la figura de Rafael Castillo. Así como creo que es hora de que los cubanos del exilio le demos más importancia a estos hombres y mujeres, deportistas, poetas, músicos, exiliados; y menos a los hijitos de papá, a los militarotes, a los ñángaras (comunistas) arrepentidos, que llegan numerosos a los aeropuertos de Estados Unidos y que ya aburren con sus anécdotas banales y los cuentecitos de cuando se codearon con Raúl Castro, y de cuando les dieron la misión en Angola de matar africanos con armas químicas. Basta ya. Rafael Castillo, y muchos más como él, hijos de a pie de Cuba, son los que merecen ser mencionados y recibidos como verdaderos opositores y, sobre todo, como lo que son: deportistas de élite, o en otros casos, escritores, poetas, músicos, los que de verdad son anticastristas y se han enfrentado o están dispuestos a enfrentarse al régimen sin renunciar a sus carreras y a sus vidas como lo que fueron y son, valiosos representantes, cada uno en su especialidad, de lo mejor de Cuba.
Por Zoe Valdés en Libertad Digital
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