sábado, 29 de agosto de 2009

El mensajero de los dioses: poder y comunicación

Cuenta la mitología griega que Hermes, el dios mensajero de los dioses, siendo aún muy niño, le robó unos bueyes a su hermano Apolo. A pesar del crimen, Apolo, al oír los sonidos que brotaban de la lira que Hermes había construido con el caparazón de una tortuga, aplacó su enfado, decidió regalarle los bueyes y perdonarle. Probablemente desde entonces los mensajeros tratan de seducir al poder a costa de lo que sea, y quienes se resisten y se empeñan en informar verazmente sufren las consecuencias. En los países donde el poder del Estado está limitado se valora la libertad de expresión como una de las más fundamentales, precisamente para evitar que los medios de masas halaguen a los gobernantes con los sonidos de sus liras y de esta manera conseguir el favor de estos dioses paganos, dueños del poder de coacción ciudadana. Pero en países sometidos a la tiranía, sea a partir de unas votaciones manipuladas, sea a partir de un golpe militar, la libertad de expresión está en el centro de la diana desde el principio. Y la represión también evoluciona. Ya no se regalan mártires al enemigo, ahora se utilizan medios más ruines. Como dejar obsoleta a una persona en su puesto de trabajo y reducirle los extras hasta que tiene que irse para no perder práctica profesional. O como aplicar un castigo ejemplar a algún medio destacado (blogger, periódico, cadena de radio o televisión o simplemente ciudadano con talento para ser escuchado por la gente) para que los demás se autocensuren por sí solos.
A principios del mes de agosto el rey de Marruecos secuestraba dos semanarios que publicaban una encuesta de opinión sobre el rey Mohamed VI. Y eso que el resultado era favorable. Aunque sirvió de chascarrillo a los periódicos franceses como Le Monde, la cosa indica cuáles son las reglas: no se aceptan dudas, ni preguntas... mi poder no se cuestiona. Como el de los dioses griegos. Y los mensajeros mejor que toquen la lira.
En el caso de la Venezuela de Chávez cabe todo: la censura selectiva, la exhibicionista, la oficial, la extra oficial. Después de cerrar blogs como Sin Mordaza de la periodista Martha Colmenares y canales de televisión como RCTV hace dos años, Chávez ha puesto encima de la mesa la que ya se conoce como Ley Mordaza. Según esta ley, todo el que manipule una noticia generando una matriz de opinión y alterando la paz social, la salud mental o la moral pública es un delincuente y se expone a una pena de hasta cuatro años, y el responsable del medio de comunicación exactamente lo mismo. El resultado inmediato ha sido el cierre masivo de radios venezolanas. Supongo que el tirano preferiría que se dieran las noticias al estilo anglosajón, poniendo los verbos en infinitivo para resultar absolutamente asépticos.
Y no es el único caso. Aunque nos intenten convencer de que es accidental, uno de los socios de Chávez, el presidente Correa de Ecuador, está planteándose reconsiderar las concesiones de radios y televisiones, supuestamente vencidas o "clandestinas". Esa medida cuestiona la existencia de más de quinientas emisoras de radio en el país.
A quien le escandalice esta medida que recuerde que en España la prensa escrita, si no tiene subvenciones directas, las tiene indirectas (a la producción de papel), de manera que los medios más libres son los digitales. Las radios y televisiones se conceden a dedo como en Ecuador y, por tanto, es tan arbitrario como allí, tanto a nivel nacional como autonómico. El escándalo del ministro cuyo hermano periodista "toca la lira" descaradamente a favor del Gobierno, o las concesiones de imágenes de los Sanfermines de hija a padre, son parte de nuestro día a día.
Pero hay una censura exageradamente más grotesca en Venezuela que en España, la camuflada. Por ejemplo, para evitar marchas ciudadanas en la capital en protesta por la Ley Mordaza, la policía militar corta los accesos a Caracas. Y quien se atreva a protestar puede acabar mal. En especial si es una persona que se ha manifestado contrario al socialismo; entonces te ganas la paliza y la prisión por supuesto "ultraje al centinela".
Por supuesto que el resto de nuestro Olimpo, los demás dioses paganos, y en concreto, los nuestros, no protestan ni se escandalizan cuando uno de estos dictadores hace una de las suyas. Mejor seguir escuchando los sonidos de sus Hermes nacionales, no vaya a ser que alguna voz libre e independiente les saque los colores.
Pues ya va siendo hora.
Por María Blanco
en http://www.juandemariana.org/comentario/3950/mensajero/dioses/poder/comunicacion/

jueves, 27 de agosto de 2009

El gobierno debe acertar en la elección de sus prioridades.

Cristina Kirchner no reacciona. Sigue sin ofrecer atractivas condiciones para la actividad comercial y empresarial. No brinda incentivo a los consumidores y continua en trance e inmersa en el fanatismo intervencionista con políticas estatistas. De seguir así la desaceleración de la economía será aun peor, la pobreza crecerá y no podrá alcanzar a cubrir las necesidades básicas que ofrecen los indicadores sociales más importantes.


…“Lo reitero una y mil veces. El problema no es la pobreza sino la inequidad en la distribución. Argentina tiene mucha riqueza, lo que hay que hacer, además de seguir generando riqueza e inversiones, es distribuir mejor lo que producimos”. Al leer estas declaraciones que la presidente Cristina Fernández de Kirchner realizo durante la inauguración de viviendas y un jardín de infantes en el conurbano bonaerense. Instantáneamente me pregunte; ¿Quién es el encargado de redistribuir la riqueza en el país?, ¿Qué nivel de aceptación de la realidad, tiene la presidente?

Analistas, legisladores y dirigentes repiten constantemente ...“El gobierno debe redefinir sus prioridades”. Si bien estas apreciaciones no son del todo erróneas, lo correcto sería decir ...“El gobierno debe acertar al menos una vez en la elección de sus prioridades, si quiere reducir la pobreza en nuestro país”. Porque a luz de los hechos, el Gobierno no para de redefinir sus políticas, sin reparar en los costos sociales que ello implica. El traspaso nuevamente a manos del Estado de los fondos de las jubilaciones o bien financiar de la televisasión del futbol, utilizando las palabras derecho y pueblo como justificación de esas arremetidas intervencionistas, son claros ejemplos de ello.

…La inflación en el 2008 fue de aproximadamente 25 por ciento. El gobierno regula los precios de numerosos productos y servicios, incluidos la energía eléctrica, el agua, la distribución minorista de gas, el transporte urbano y los servicios telefónicos locales y establece acuerdos sobre precios con productores y vendedores. El Poder Ejecutivo influencia el Poder Judicial, los tribunales son muy lentos, ineficientes, reservados y corruptos y muchos inversores extranjeros recurren al arbitraje internacional…La libertad financiera está restringida por la influencia gubernamental en el sector financiero, los costos no salariales continúan dificultando la creación de empleo y el crecimiento de la productividad.

...Las políticas económicas son en gran medida intervencionistas. La acusación a la oficina gubernamental por una recopilación de datos sobre la inflación fue un escándalo que destruyó la confianza pública en las estadísticas gubernamentales y causó que los tenedores de bonos perdieran miles de millones en pagos de intereses. Por consiguiente, las tasas de inversión no están manteniendo el ritmo de crecimiento y tienen un régimen monetario débil. Una violación importante a los derechos de propiedad es el piquete, por el que los manifestantes toman el control de empresas privadas sin que la policía o el gobierno apliquen sanciones efectivas. La piratería de software está aumentando. La corrupción se percibe como generalizada. Los inversores extranjeros denuncian la corrupción tanto del Gobierno como del sector privado. El lavado de dinero, el tráfico de narcóticos, el contrabando y la evasión impositiva asedian el sistema financiero.


Este duro resumen que refleja un estudio que mide los Índices de Libertad Económica de los países en el mundo; realizado por The Heritage Foundation y The Wall Street Journal, sitúa a nuestro país y Venezuela a la cabeza de los países de América Latina que han quedado muy atrás y han sido superados por más de la mitad de los países del mundo en términos de libertad económica. Argentina se ubica en la posición 25ª entre 29 países en la región de América del Sur, América Central y el Caribe y su puntaje general está por debajo del promedio regional. Además se ubica en la posición 105ª entre 179 países en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparency International para el año 2007.


Sin dudas el rol del Estado ha ido cambiando con el correr del tiempo, tanto en los países económicamente libres, como asimismo donde la economía está controlada o intervenida directamente por el Estado. Y en esto Argentina no ha sido la excepción; pero nuestra imagen ante el mundo demuestra que no supimos acompañar ni acomodarnos a las transiciones que marca el orden mundial.

Tanto es así, que quiénes discuten el cómo y no el que hacer, sostenían con ímpetu que el Keynesianismo planteado por los Kirchner era ejemplar. Estimulados estos, por el crecimiento de la recaudación a través de la suba de los aranceles, las tasas a las importaciones y exportaciones, las regulaciones onerosas , el crecimiento global de la economía y el alza en el valor de los commodities. Incentivaba a los mismos a no cumplir los compromisos contraídos con los órganos de créditos internacionales.

Empero, mientras avanzaba la fiesta Kirchnerista, estas medidas, cerraban la economía en nuestro país, dirigiéndola como un barco a la deriva. De este modo se fueron paralizando las inversiones y el desarrollo productivo. En tanto los países vecinos en la región como Chile, Brasil y Uruguay mostraban un crecimiento sostenido con políticas de apertura y reglas claras; y Argentina elevaba de forma exponencial el índice de la pobreza.

En consecuencia a las puertas del Bicentenario de la República, la situación del país es alarmante, sus instituciones son débiles, tenemos más de 12 millones de pobres, gobernadores a punto de lanzar cuasi monedas para cumplir con los sueldos del sector público, con graves problemas de infraestructura y una administración central que antepone financiar al futbol antes que resolver temas de vital importancia como la salud y la educación. Asimismo, la Presidente plantea una reforma política sin consenso incluso dentro oficialismo a travéz de anuncios mediáticos, sin aceptar las diversidades que nos ofrece nuestra sociedad y el marco de la democracia para fomentar un clima para la prosperidad generalizada.


Es hora de generar una agenda pública y colocar al ser humano como expresión de libertad, adoptar un nuevo lenguaje sincero y claro, atender las demandas sin demagogias, saber comunicar y generar participación e incorporar a todos los sectores de la comunidad organizada. Para realizar una reforma profunda hay que lograr grandes consensos a largo plazo, respetar la división de poderes y tener una mirada federal y no restringida. Argentina tiene que derribar ciertos muros que impiden el desarrollo y crecimiento a sus ciudadanos y atender los problemas crónicos como la corrupción.


Encontrar soluciones a largo plazo es comprender que resolver nuestros problemas actuales, no consiste en establecer más regulaciones y controles gubernamentales. Tampoco supone elaborar acciones intervencionistas rápidas con políticas focalizadas y con gastos excesivos; como por ejemplo el sostenimiento y aumento de planes sociales para un mayor control del clientelismo político. Sino en priorizar hacia donde se dirigen los recursos en medio de esta tragedia social por la cual atraviesa el país; sin populismos, con una mirada estratégica hacia la inversión, como el camino más seguro para incrementar la productividad y el crecimiento económico.

Para ello, es importante el compromiso de líderes políticos capaces de implementar reformas con decisión. La experiencia nos enseña que el camino más seguro hacia la prosperidad es el de la libertad, al permitir que los individuos decidan por ellos mismos la forma de seguir adelante que sea mejor para cumplir sus sueños y aspiraciones y los de sus familias.

Nos queda por delante un gran desafío para evolucionar como sociedad. Debemos exigirnos a construir consensos políticos que perduren en el tiempo, elevar el nivel y el prestigio de nuestro sistema de gobierno y el respeto a sus instituciones. Aprender aceptar nuestras diferencias y sanar las heridas del pasado que dividen a los argentinos, con el único objetivo de brindar una mejor calidad de vida en paz. Y generar así las condiciones que restablezcan el índice de confianza y la previsibilidad hacia nuestro país.

Para concluir, si el gobierno no cambia de camino y opta nuevamente por encerrarse en sus discursos, la crispación y la soberbia; sin advertir de una vez la realidad social a la que nos introdujo, hará estallar socialmente el país como una bomba de tiempo. La misma con la que juega desde que llego al poder y comenzó acelerar su pulso desde el 28 de junio pasado, cuando más del 60% del país le dijo no a la profundización de su modelo. Sin dudas nuestra suerte se ha vuelto peligrosa, no sólo por los métodos coercitivos que emplea Cristina Kirchner, sino especialmente por la ceguera con que se los usa, dado que reduce en forma notable la libertad del individuo.


Por Walter Gutiérrez, 
Presidente Red Ideas para la Libertad y la Democracia

martes, 25 de agosto de 2009

Ricos y pobres

La idea de esta nota me surgió a raíz del comentario de un político en la televisión argentina: dijo que constituye una vergüenza que existan instalaciones y construcciones de lujo al lado de barriadas con casas precarias y sumamente pobres. Evidentemente no estaba sugiriendo que deben establecerse marcos institucionales que incentiven a los más necesitados al efecto de que puedan fabricarse hogares de mayor calidad, ni mucho menos que tasas crecientes de capitalización y las consiguientes edificaciones costosas se traducen en mayores salarios para los de menores recursos, sino que estaba diciendo que los relativamente más ricos son responsables de esa pobreza y que deberían arrancarse porciones mayores del fruto de su trabajo “para redistribuir ingresos”.


He aquí uno de los lugares comunes en el discurso político contemporáneo y una de las falacias más grotescas cual es la de la suma cero en los intercambios. Se considera que unos son pobres debido a que otros son ricos. Que en las transacciones lo que obtiene uno es a expensas de lo que pierde otro. La verdad es que en toda transacción libre y voluntaria ambas partes ganan (de lo contrario no hubieran realizado la operación). La riqueza no es un concepto estático por el que los mismos bienes van pasando de mano en mano. Es un proceso dinámico en el que los recursos van adquiriendo mayor valor. Es muy cierto el principio de conservación de la masa de Lavoiser por el que se explica que nada desaparece y todo se transforma. Lo relevante es que el valor del bien en cuestión se eleva en contextos productivos. En tiempos del hombre de la caverna habrían más recursos naturales que hoy pero actualmente los bienes disponibles son mayores y de mayor valor. Un teléfono antiguo tendría más materia respecto del moderno pero éste presta servicios infinitamente más provechosos que los de antaño. Y la productividad se logra debido a las tasas de capitalización generadas por equipos y conocimientos de mayor calidad que hacen posible mayores rendimientos con esfuerzos menores.


No es el empresario el encargado de comprender este proceso, es simplemente un vehículo: al invertir eleva las antedichas tasas de capitalización que, como queda consignado, provocan aumentos de salarios e ingresos en términos reales. Más aún, no es infrecuente que el empresario engrose las filas de quienes no solo no comprenden el proceso aludido sino que lo combaten. Ellos mismos no advierten que la redistribución de ingresos significa asignar los siempre escaso factores productivos en áreas menos eficientes y, por ende, se compromete severamente el progreso de todos pero muy especialmente de los que menos tienen.


Desde luego que la caridad desempeña un papel de importancia al efecto de palear situaciones de emergencia, pero debe tenerse muy presente que la beneficencia siempre se lleva a cabo con recursos propios puesto que si se realiza por la fuerza deja de ser obra solidaria para convertirse en despojo compulsivo que, entre otras cosas, precisamente, demora el progreso y perjudica a los más necesitados debido al deterioro en los marcos institucionales basados en el respeto irrestricto a los derechos de todos.


Pobreza y riqueza son términos relativos en el sentido que todos somos pobres o ricos según con quien nos comparemos. Todos provenimos de las situaciones más miserables que puedan concebirse (cuando no del mono). Pasar de una situación de mayor pobreza a una de mayor desahogo solo puede lograrse en base al respeto mutuo en un clima en el que las normas protegen los derechos de propiedad siempre compatibles con la clásica definición de Justicia de Ulpiano en el sentido de “dar a cada uno lo suyo”.

Por otra parte, la diferencia de rentas y patrimonios (dispersión generalmente medida por el Gini ratio) no resulta relevante. Como señala Robert T. Barro, el determinante de mayor importancia en la reducción de la pobreza es la mejora en el ingreso de todos y no la reducción de la desigualdad. El promedio ponderado es el dato relevante y no el delta entre las puntas en los ingresos obtenidos lícitamente. Más aún, la desigualdad es un pivote para el progreso ya que como apunta John Hospers “para que muchos tengan pan es indispensable que los pioneros tengan caviar”. Buena parte de lo que es el lujo de hoy será de uso común mañana, tal como ocurrió con los automóviles, la televisión, las computadoras etc. Es indispensable abrir de par en par los incentivos para la producción. La guillotina horizontal desatada por la envidia y la malicia constituye el camino más efectivo para destrozar la calidad de vida y los ingresos de la gente.


Debido al mal uso del lenguaje en cuanto a la expresión “oligarquía”, es oportuno precisar que significa la concentración de todos los poderes del Estado en pocas manos. Por ejemplo, los Castro y sus amigos en la isla-cárcel cubana, por ejemplo, el modelo peronista en Argentina y el de todas las dictaduras en todas las latitudes. Habitualmente se confunde aquel término con el de “plutocracia” que alude al gobierno de los ricos.

Asombra que la miseria no resulte más generalizada en vista de la ominosa terquedad del Leviatán por ocupar todos los espacios de la vida de las personas. Los islotes de relativo bienestar se deben a la fenomenal energía desplegada por los resquicios de libertad que aún subsisten en muchos lares.

En no pocos medios -especialmente políticos- la pobreza se usa de modo canallesco para explotar la ignorancia ajena mientras los mandones del momento viven en la opulencia fruto de sus malversaciones y rapiñas. Se usa también para alimentar discursos de predicadores resentidos que necesitan justificar sus puestos junto a ricachones con complejo de culpa por haber obtenido sus patrimonios en la oscuridad de los despachos oficiales donde succionaron privilegios inconfesables.
Por Por Alberto Benegas Lynch (h)
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