No se sabe, a ciencia cierta, a qué club o grupo político pertenecía el mentado pase. Algunos creen que a los jacobinos; el partido más radicalizado y famoso del período revolucionario.
Sin embargo, no sabemos qué partido fue el que lo utilizó. No creemos que fueran los jacobinos; ya que al ser el club más conocido, se habría sabido que éste era el salvoconducto que utilizaban, y no habría caído en el olvido por doscientos años; como fue el caso del padre de nuestro escudo nacional.
Lo que sí podemos decir de este logo es que pertenecía a un grupo manifiestamente revolucionario y republicano. En primer lugar, no se observa ningún atributo monárquico en su diseño. Ni las coronas borbónicas, ni la flor de liz, o los colores reales. Al contrario, se ven en él signos evidentemente revolucionarios, como lo son, para empezar, el gorro frigio y la pica, las manos entrelazadas y la corona de laureles. El escudo culmina en un sol más bien pagano, y no una cruz, o una corona real, como se estilaba en las monarquías católicas de entonces.
El Gorro Frigio
El gorro frigio es un símbolo que, desde la antigüedad romana simbolizaba la libertad, al ser una prenda (pileus) que utilizaban los esclavos manumitidos; es decir, quienes alcanzaban la libertad, por parte de sus antigos amos. De este modo, transmitían a la gente que quienes hasta ayer estaban sumidos en la servidumbre, ya eran hombres libres.
El gorro frigio empezó a popularizarse en la Francia revolucionaria, a partir del año 1790. El "bonnet rouge" se vió por primera vez adornando a una estatua que representaba a Francia, en un festival en Troyes. Ese mismo año, también, un artista lo esculpió encima de una pica que llevaba la diosa "Libertas" en Lyon. Allí, por primera vez se juntarían el gorro, con la pica revolucionaria, de la cual no se separaría más.
En 1792, cuando se obligó a Luis XVI a aprobar la nueva constitución francesa, la turba, enfurecida, lo forzó a usar el gorro frigio, para humillarlo. Entre tanto, los sans-culottes parisinos hicieron de esta prenda su atuendo favorito, como símbolo de la solidaridad revolucionaria en toda la ciudad. El gorro se impuso rápidamente como una moda; a tal punto que, durante el terror francés, quien no lo llevaba puesto, podía enfrentar las más atroces represalias. Así, republicanos moderados, religiosos, monárquicos aterrados o aristócratas que no pudieron huir a tiempo ,se vieron obligados a llevar puesto este gorro, para evitar la furia popular. Los sans culottes eran el grupo que popularizó el uso del gorro frigio. El 15 de Agosto de 1792, cinco días después de la abolición de la Monarquía, se declaró al Gorro Frigio como emblema de la Comuna de París, y símbolo de la libertad.
¿Quiénes eran los sans-culottes?
A fines del Siglo XVIII, en Francia, los varones de los sectores acomodados y aristocráticos vestían unas calzas cortas y ajustadas, a partir de la cintura. Ello evidenciaba estar a la moda y tener un buen poder adquisitivo. Sin embargo, la mayoría de la población, que pertenecía al "Estado Llano" o "Tercer Estado" usaban pantalones largos, como distintivo de su condición. Es decir, no utilizaban esas calzas propias de la nobleza y los sectores adinerados. Se los comenzó llamando, despectivamente "sans culottes", es decir, quienes no usaban esas calzas, por no tener el nivel o las condiciones para lucirlas. Sin embargo, de a poco, este apelativo, de ser un insulto, se transformó en un signo de distinción, utilizado con orgullo por los propios miembros del Tercer Estado. Integraban los "sans-culottes": los artesanos, trabajadores independientes, cuentapropistas, quienes tenían algún oficio y pequeños comerciantes. Eran lo que hoy conocemos como la clase media o media-baja. Excluía a la alta burguesía (clase media alta) o a los pobres e indigentes.
Era el sector social más productivo y numeroso en la Francia revolucionaria; y también era el más expoliado con impuestos y contribuciones fiscales para solventar el elevado tren de vida de la nobleza y la monarquía.
Durante años habían soportado injusticias y abusos por parte de los estamentos privilegiados. Esto originó que fueran acumulando resentimiento y odio hacia los mismos; que salió a luz cuando estalló la Revolución Francesa. Los revolucionarios encontraron en los sans culottes el caldo de cultivo ideal para sus ideas radicales. Sedientos de venganza y de revancha, conformaron la muchedumbre que asaltó a la prisión de la Bastilla, o el Palacio de las Tullerías. Se enrolaron, también, como voluntarios en los ejércitos revolucionarios franceses, que lucharon contra la reacción de las demás potencias monárquicas europeas que rodeaban a Francia.
Los sans culottes asistían, entusiasmados, a las sesiones de los distintos cuerpos legislativos franceses, que tuvieron vigencia durante el primer ciclo de la Revolución: la Asamblea Nacional, la Asamblea Constituyente, la Asamblea Legislativa y la Convención. Enardecidos por los discursos radicalizados del ala izquierda de tales cuerpos, los vivaban y alentaban con sus ovaciones, y servían como su fuerza de choque, cuando había que actuar. Su presión en el recinto fue determinante cuando los diputados tuvieron que votar por la ejecución de Luis XVI.
A partir de 1792, los triunfantes sans culottes consideraban a las calzas como un símbolo del Antiguo Régimen, y a quienes las portaban, como simpatizantes de la monarquía, que debían ser ajusticiados. Impusieron, como moda, el uso de su prendas favoritas: el pantalón largo de paño con rayas verticales blancas y verdes y el gorro frigio. Su arma urbana y casera, que se impuso, en esos días, fue la pica. Así es como surge, en la historia, el segundo símbolo de nuestro Escudo Nacional.
La Pica
La pica fue el arma revolucionaria por antonomasia. Consistía en una vara de madera o de caña que solía medir entre 3 y 5 metros de largo (aunque las hay de menor y de mayor altura), con las que se dotaba a los soldados de infantería para defenderse contra las cargas de caballería. Los soldados se ponían de rodillas apuntando la pica en un ángulo entre 45º y 60º de suelo, para esperar que los jinetes que los cargaran se ensartaran en ellas. Era un arma formidable de defensa. Los caballos, fieles a su instinto, se negaban a carcar contra un frente erizado de picas. Su origen se remonta a las falanges griegas, que eran grandes cuadros formados por filas de piqueros, que avanzaban implacablemente contra sus enemigos, barriendo todo lo que encontraban a su paso. Su uso fue recuperado, durante la Edad Media por los mercenarios suizos. En el Renacimiento, se combinó la pica con el hacha, obteniéndose la majestuosa alabarda, utilizada por todas las guardias reales del mundo. Hoy la vemos en la Guardia Suiza Vaticana y en los Beefeaters, célebres custodios de la Torre de Londres, entre otras guardias monárquicas europeas.
La pica era un arma netamente defensiva, relativamente fácil de fabricar, y barata, como potente escudo frente al arma ofensiva por excelencia, que era la caballería. Se fabricaban con un asta (varilla) de madera y una punta de lanza; que podía fabricar cualquier herrero. Por eso fue que los revolucionarios parisinos (sobre todo los sans culottes) se armaron masivamente de picas, para asaltar la guarnición de artillería de Los Inválidos, primero, y la fortaleza de la Bastilla, después, donde se inmortalizaron sus imágenes, armados de picas, y usando gorros frigios, atacando los símbolos del Ancien Regime.
Una particularidad, con respecto a la Revolución Francesa y al uso, tanto de picas, como de gorros frigios, es la notable participación de las mujeres en los movimientos turbulentos de aquellos años. En efecto, hasta entonces la historia registró muy pocos momentos, en los cuales las féminas protagonizaron hechos de armas, en forma activa. Por lo general, su lugar era en las casas, alentando a sus padres, hermanos, esposos e hijos, en la defensa de su Patria, y colaborando en tareas no relacionadas directamente con los enfrentamientos y la pelea. Sin embargo, durante la Revolución Francesa, vemos a la mujer tomar un rol activo, portando picas y enfrentándose a las fuerzas reales, o asaltando edificios públicos. De allí es que la pica toma un símbolo de arma urbana y ciudadana, sin distinciones de ningún tipo; condición que no tuvieron ni la aristocrática espada o las armas de fuego.
Durante el terror jacobino era común ver cómo algunas mujeres sans culottes se ubicaban al lado de la guillotina, luciendo "gorros frigios" y armadas de picas, para clavarlas en las cabezas de los ejecutados, una vez que éstos fueran guillotinados; como símbolo del escarmiento revolucionario a los enemigos de la República y de la Libertad.
La pica era el brazo armado de la Libertad (del Gorro Frigio). Era la fuerza que la sostenía. La Revolución Francesa se había obtenido con sangre y en base a las picas ciudadanas. Pues bien; de allí en lo sucesivo, se representaría a esa Libertad, sostenida en picas; es decir, por las armas y la sangre de sus ciudadanos, a quienes coronaba.
Los primeros artistas franceses comenzaron a representar a la "Libertad", sosteniendo al gorro frigio republicano, encima de la pica revolucionaria. Es así como este símbolo sangriento de la Revolución Francesa, pasaría también a nuestro Escudo Nacional.
Por Juan Pablo Bustos Thames en http://www.elsigloweb.com/nota/115339/bicentenario-del-escudo-nacional-v-parte.html