lunes, 1 de abril de 2013

Bicentenario del Escudo Nacional (Iª Parte)

El 12 de Marzo pasado conmemoramos el Bicentenario del Escudo Nacional. Es el tercer símbolo patrio creado en nuestro país (después de la Escarapela y la Bandera, que fueron los primeros); y el penúltimo, antes del Himno Nacional.

 Sin embargo, el escudo no nació como tal, sino simplemente como un sello para rubricar los documentos emanados de los Gobiernos Patrios.


La Soberana Asamblea Constituyente del Año XIII

El 31 de Enero de 1813 empezó a sesionar la "Soberana Asamblea Constituyente" del Año XIII, con la presencia de diecisiete diputados, considerados suficientes, como para poder constituirse válidamente. Eran éstos, los diputados por Buenos Aires: Vicente López y Planes, Hipólito Vieytes, José V. Gómez; por Corrientes: Carlos de Alvear; por Santiago del Estero: Mariano Perdriel; por Córdoba: Juan Larrea y Gervasio Posadas; por Catamarca: José Fermín Sarmiento; por Luján: Francisco Javier Argerich; por San Juan: Tomás Antonio Valle; por Tucumán: Juan Ramón Balcarce; por La Rioja: José Ugarteche; por Jujuy: Pedro Vidal; por Mendoza: Bernardo de Monteagudo; por San Luis: Agustín Donado; y por Salta: Pedro Agrelo y José Moldes.

Hasta ese entonces todos los documentos, correspondencia y comunicaciones emanados de los distintos Gobiernos Patrios, desde 1810 conservaban las armas del Rey de España, expresando una continuidad con el régimen colonial; las cuales se utilizaban para sellar los principales actos administrativos emitidos por el Gobierno.

La difusión de la Escarapela y la Bandera para 1813

Ya para 1813 los sentimientos de Independencia en las Provincias Unidas del Río de la Plata se habían profundizado aún más. Se popularizaron los otros dos símbolos patrios preexistentes: la Escarapela y la Bandera, que se utilizaban como signos de una independencia que, todos auguraban, sería pronta, necesaria e inevitable. Los colores celeste y blanco se habían transformado en el emblema de la nueva Nación que pugnaba por emerger entre las demás del Globo.

La Bandera celeste y blanca, mientras gobernaba el Primer Triunvirato, había sido proscripta, para evitar que el enemigo, hasta entonces victorioso en todos los frentes, lo tomara como síntoma indiscutido de Independencia, y por ende, de traición hacia la Madre Patria, con las consecuentes represalias contra los insurgentes, ante una muy probable perspectiva de que la Revolución fuera sofocada, como había ocurrido en los demás virreinatos españoles.

Sin embargo, después de la Batalla de Tucumán, y ante la retirada de la amenaza portuguesa de la Banda Oriental; ya caído el Primer Triunvirato, los revolucionarios pudieron respirar aliviados. Ya no había tanto motivo para temer las eventuales represalias realistas. El peligro inminente había sido disipado y ahora llegaba el momento de emprender un pronto contragolpe contra las armas del Rey.

Estábamos en las vísperas del Combate de San Lorenzo y de la Batalla de Salta, dos jornadas gloriosas, que alejaron aún más el frente de combate de Buenos Aires.

 Alentados por la tolerancia del Segundo Triunvirato, los patriotas, embargados con un entendible espíritu de victoria, popularizaron por todo el país la bandera argentina que conocemos hoy, concebida en Buenos Aires, durante Mayo de 1812. Los refuerzos que se enviaron el Ejército del Norte, que se aprontaba a iniciar su ofensiva sobre Salta, llegaron con la bandera de tres franjas horizontales: celeste-blanca-celeste. Los edificios en Buenos Aires se comenzaron a adornar con la nueva enseña; que también se difundía al resto de las provincias.

La Asamblea encarga un nuevo sello

En este contexto fue que comenzó a sesionar la Soberana Asamblea Constituyente del Año XIII. Ya no era políticamente correcto continuar luciendo o utilizando el escudo de armas de la Monarquía Española, ya que todos esperaban que, en cualquier momento, se declarara la Independencia de la Metrópoli.

Consecuente con ello, una de las primeras medidas de la Asamblea fue encomendar a uno de sus miembros, el Diputado por la Provincia de San Luis, Agustín José Donado, la confección de un sello nuevo, con el cual se legalizaran los documentos emitidos por el cuerpo legislativo; en clara diferencia con el sello real, usado hasta entonces.

¿Quién era Agustín José Donado?

Ahora bien, ¿quién era Agustín José Donado y por qué se lo eligió a él para que se encargara del sello?.

Agustín José Donado Bohorques había nacido en Buenos Aires, durante el año 1767. Para 1799, a la edad de treinta y dos años, lo encontramos como uno de los sesenta y dos alumnos de la Academia de Dibujo, que había establecido el Real Consulado de Buenos Aires, por iniciativa de su Secretario Perpetuo, Manuel Belgrano.

 Desde entonces destacaría en las artes gráficas. Durante la primera década del Siglo XIX aparecería vinculado a las logias secretas independentistas. Así, algunos señalan a Donado como integrante de la "Sociedad de los Siete", junto a Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Manuel Alberti, Juan José Paso, Hipólito Vieytes y Nicolás Rodríguez Peña.

 A fines de 1809 se le adjudicó la concesión para explotar la única imprenta de Buenos Aires, que operaban los "Niños Expósitos", es decir los menores huérfanos, al cuidado del Estado. Se trataba de la imprenta que habían traído los padres jesuitas. Expulsados éstos de los dominios españoles, décadas atrás, la imprenta había quedado en manos del Gobierno; quien puso a los menores sin padres, cuya guarda tenía, para que la operaran. Cada tantos años se licitaba su explotación, y se la adjudicaba al mejor postor. El Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, apremiado por fondos, sacó a licitación la concesión de la imprenta y Donado resultó adjudicatario, por haber efectuado la mejor propuesta. Algunos creen que, para ganar la licitación, contó con el aporte económico de otros patriotas, confabulados para copar el uso de la única imprenta de la ciudad; creyéndola, y no sin razón, un arma fundamental en los sucesos que vendrían.

Donado y la Revolución

 Los sucesos de Mayo de 1810 volverían a colocar a Donado en el centro de la escena. Se involucró más en el movimiento revolucionario, y se lo vió en las reuniones previas, en la casa de Nicolás Rodríguez Peña, o en la jabonería de Hipólito Vieytes, muy amigos suyos. Su imprenta confeccionó las invitaciones a la "parte más sana del vecindario" para el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810.

Se cree que Donado manipuló la impresión y distribución de las invitaciones. Cuentan que dejó afuera a reconocidos y encumbrados vecinos realistas; e incluyó en sus invitaciones a revolucionarios que no debieron haber participado en el Cabildo Abierto. Dicen que se imprimieron invitaciones sin identificar, y que se las distribuyeron, a discreción, el mismo día de la asamblea.

Presente en las deliberaciones del Cabildo Abierto, Donado votó a favor de la propuesta de Manuel Belgrano; quien había seguido la de Cornelio Saavedra, junto con todos los demás revolucionarios, obteniendo el cese del mando del Virrey Cisneros. Llama la atención que, en vez de votar directamente la moción originaria de Saavedra, Donado eligiera la de su amigo Belgrano, que referenciaba a aquélla.

 Durante la Primera Junta, Donado continuó explotando la imprenta. Allí se editó el órgano oficial del Gobierno, la Gazeta de Buenos Aires. Se enroló en las filas del morenismo junto con todos sus amigos (Rodríguez Peña, Vieytes, Castelli, Belgrano y el padre Alberti); enfrentándose, en forma definitiva, a Cornelio Saavedra. A principios de 1811 constituyó, con sus amigos morenistas, la "Sociedad Patriótica y Literaria", la primera asociación política de nuestro país. Poco tiempo antes, impuesto por los vocales morenistas de la Primera Junta, había sido designado como "Alcalde del Distrito XIV"; que era como un referente barrial. Desde esta posición, logró tejer una red importante de alcaldes, punteros y líderes territoriales urbanos, para disputarle al saavedrismo el terreno donde éste era más fuerte.

La Asonada del 5 y 6 de Abril de 1811

 La Sociedad Patriótica se reunía en el Café de Marco, enfrente de la Iglesia de San Ignacio; en la intersección de las actuales calles Bolívar y Alsina, en Buenos Aires. Entretanto, en la Junta Grande, el morenismo había quedado arrinconado por la mayoría saavedrista-provinciana; que propició la Asonada del 5 y 6 de Abril de 1811. La misma barrió con los vocales morenistas que habían quedado en la Junta. Se ordenó, además, apresar y deportar a los miembros más destacados de la Sociedad Patriótica. Narra el Deán Gregorio Funes que estaba por irse a la cama la noche del 5 de Abril, cuando lo vino a ver, visiblemente preocupado, Donado, uno "de los principales de la Sociedad Patriótica", alertándolo sobre un inusitado movimiento de gente de las afueras que se dirigían, en forma amenazante hacia la plaza. Resultado de esa asonada, Donado fue apresado, multado con dos mil pesos y remitido a Luján. Al mes siguiente fue deportado a San Luis, y se le asignó una pensión mensual de sólo dieciséis pesos, para que subsista en su prisión domiciliaria en dicha ciudad.

El saavedrismo, triunfante, se deshizo, de un plumazo, de un claro opositor, que manejaba la imprenta de la ciudad, la llave de toda la opinión pública de la Revolución.

 
por Juan Pablo Bustos Thames en http://www.elsigloweb.com/nota/113198/bicentenario-del-escudo-nacional-i-parte.HTML

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