jueves, 26 de noviembre de 2009

La República Liberal (Argentina 1880-1916)

En este artículo hablaremos un poco de la Argentina durante la "Generación del 80", es decir durante los años 1880 y 1916.

El mismo contara con una breve explicación de lo que sucedió entre 1828 y 1880, explicare las características sociales, políticas y económicas de la época; y para finalizarlo incluiré la reforma electoral de 1912.

Introducción

En el año1828 le ofrecen el poder a Rosasy el pide como condiciones, la suma del poder político y facultades extraordinarias, a pesar que no se la dan Rosas asume al poder. Pasado tres años, en 1832, Rosas decide renunciar a su cargo y inicio la "Campaña del desierto", mientras tanto en Buenos Aires, asumían los gobiernos de Balcarce, Viamonte y Maza.
En 1835 Muere Maza y le volvieron ofrecer el gobierno a Rosas, y le ofrecen la suma del poder político y facultades extraordinarias a cambio de que el Pacificara y Unificara el territorio nacional, además debía hacer una constitución.
Todos los años de su mandato, Rosas, presentaba su renuncia que año tras año era denegada, hasta que en 1851 Urquiza le acepta la renuncia y se pronuncia contra Rosas y ocurre la batalla de Caseros, que es ganada por Urquiza y provoca que Rosas se exilie en Inglaterra.
A consecuencia de esto Urquiza asume al poder, pero deciden no darle todo el poder a él solo, entonces el poder se divide. En 1853 Urquiza, cumpliendo con las promesas de Rosas, firma la Constitución de 1853.
En 1861 Mitre se enfrenta a Urquiza en la batalla de Cepeda que también es ganada por Urquiza. En 1862 Mitre vence a Urquiza en la batalla de Pavón, y a partir de aquí comienza una nueva etapa de la Argentina, con las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda.

Características Políticas


En 1880 Julio A. Roca asumió a la presidencia de la nación. El nuevo mandatario contaba con el apoyo de la liga de gobernadores, gestada durante el gobierno de Avellaneda e integrada por los gobernadores de varias provincias.
La alianza con las elites provinciales sumada al destacado papel despeñado por Roca en la "conquista del desierto" y en la represión de la Rebelión porteña encabezada por Carlos Tejedor, le brindaron el poder y prestigio necesarios para imponer su lema "Paz y Administración" en el marco irrestricto de la constitución.
Esto significo entre otras cosas el fortalecimiento de la autoridad del Estado y la centralización del poder en el poder ejecutivo. Su base de apoyo fue el partido autonomista nacional (PAN)
A partir de 1880 el controldel poder económico y político del país quedo en manos de una minoría de grandes propietarios y "Notables".
La concentración del poder y el manejo excluyente del gobierno por esa elite dio a lugar a régimen político conservador u oligárquico que se prolongo por más de 3 años.
Una de las características principales del régimen oligárquico fue que el acceso a las más altas magistraturas se reservaba para los miembros de la elite nativa, quienes se consideraban los más capaces para gobernar.

Características Económicas

Este se basaba en el modelo agro-exportador, el propósito del mismo era asegurar la juridicidad y el progreso.
 partir de 1880 impusieron el modelo de desarrollo económico para el país basado en las exportaciones crecientes de la producción agropecuaria de las praderas templadas de La Pampa. A consecuencia de esto se produjo una transformación de la sociedadArgentina. A su vez se fue organizando un régimen político oligárquico.
La economía comenzó a organizarse como complemento de la economía industrial europea, y particularmente inglesa.
Esto formaba parte del auge de la economía capitalista mundial. La economía mundial produjo cambios en la organización de producción, en la sociedad y en la política. Se lo denomina así porque el sector productivo más importante fue el agrícola- ganadero.
Las carnes fueron el factor dinámico del desarrollo. Pero los motores del crecimiento económico fueron los ferrocarriles y los frigoríficos.

Características Sociales

Sobre las bases y condiciones favorables que ofrecía el mercado mundial, los gobiernos del periodo consolidaron el estado, dictaron leyes de carácter liberal y aplicaron políticasque promovieron la modernización económica y social
Algunas de esas medidas tendieron a fortalecer el poder del gobierno central. Así por ejemplo en 1884 se dicto la ley 1420 de educación, que estableció que la educación primaria fuera gratuita, obligatoria y laica para los niños comprendidos entre 6 y 14 años de edad.
Uno de sus propósitos era la integración de los hijos de extranjeros, respetando la diversidad de cultos que profesaban.
Otra reforma de carácter liberal fue la creación del registro civil en 1884, que significo traspasar al ámbito estatal el registro de los nacimientos y defunciones que desde la época colonial realizaba la iglesia católica.
Esta medida se completo con la sanción de la ley de matrimonio civil en, 1888.
La ley de inmigración, dispuso la protección de los extranjeros jornaleros, agricultores, artesanos, etc., menores de 60 años, que llegaran al país en buques con pasajes de 2 o 3 clase.
Las clases sociales de la época se dividían en: Elite tradicional: Se identificaban diferentes del resto de la gente prestándose como representantes de la nacionalidad. En 1880, con la expansión económica esta se amplió.
Aparecieron nuevos sectores de comercio de exportación comerciantes, financieros y banqueros; E Inmigrantes: eran los trabajadores, obreros artesanos, etc.

Reforma electoral de 1912

Si bien En esta época de la historia argentinatambién había elecciones, no eran como las que conocemos ahora, sino que eran en la puerta de la iglesias, eran votos cantados, y o todos tenían la posibilidad de elegir a su gobernadores, por esto el PAN (Partido Autonomista Nacional) siempre ganaba las elecciones ya que estaban arregladas.
Sin embargo a la Unión Cívica Radical (UCR) le parecía injustas estas elecciones porque ellos nunca llegaban al poder, entonces en 1890 hicieron un golpe de estado que terminó con la muertedel presidente Juárez Celman que fue sucedido por su vicepresidente Pelegrini hasta 1892 donde terminaba el mandato del presidente muerto, pero otra vez un presidente del PAN llego al poder.
Entonces 1912 la UCR organizo una nueva revolución, que si bien fracaso, muchos pensaban que se debía integrar ese partido a la vida política nacional, Por esto se propuso la reforma electoral con el fin de descomprimir las amenazas sociales y políticas.
Convencido de que la oligarquía triunfaría en los próximas elecciones, el gobierno del presidente Roque Sáenz peña, hizo un ley que establecía el voto universal, secreto y obligatorio.
Cuando esta ley se aplicó por primera vez en 1916 el triunfador fue el líder de la UCR, Hipólito Yrigoyen.

Santiago Deprati

domingo, 8 de noviembre de 2009

Cayó el Muro; el socialismo, vive

Veinte años después Berstein ha triunfado y los grandes perdedores son Marx y Adam Smith. Desafortunadamente, la socialdemocracia parece ser reconocida hoy como el paradigma de la virtud política. La izquierda se ha apropiado de la ética. Por eso, Europa languidece y grandes regiones de América latina se han hundido en el realismo mágico.

Mañana se cumplirán veinte años de la caída del Muro de Berlín y de la consiguiente implosión del Imperio Soviético. Recuerdo que en aquella oportunidad la revista The Economist publicó un artículo cuya conclusión fuera que la caída del Muro representaba la verdadera división de Alemania. Más recientemente el ex canciller Helmut Kohl expresó: "Los alemanes no tenemos muchas cosas en nuestra historia de las que nos sintamos orgullosos, pero independientemente de estas realidades históricas, no puede menos que alegrar el fin del régimen más criminal que haya sufrido la humanidad"

Lamentablemente, no obstante, es un hecho indudable que la caída del Muro no ha significado, como predijera Fukuyama, el triunfo de la democracia liberal ni en el mundo ni en la Unión Europea en particular. Por el contrario es un hecho evidente que la desaparición de la realidad criminal del régimen comunista, solo permitió el reverdecimiento de la ilusión de la utopía socialista que hoy abruma a la Unión Europea, y amenaza a nuestro continente de manos de los Castro y Chávez. Debe reconocerse que es por la evidente inviabilidad del llamado sistema de bienestar, que la Unión Europea padece hoy una crisis económica, y no -como pretendiera la Señora Merkel- por culpa de los avariciosos banqueros americanos.

Podemos decir entonces que la caída del Muro de Berlín ha significado el triunfo de Eduard Bernstein sobre Karl Marx y Adam Smith. Fue Bernstein quien en su obra Las Precondiciones del Socialismo, publicada en 1899, desmitificara las predicciones de la dialéctica marxista sobre la revolución y la dictadura del proletariado como prolegómenos del fin de la historia. Asimismo confundió el sistema liberal imperante y al respecto dijo: "El socialismo es el heredero legítimo del liberalismo; no hay un solo pensamiento liberal que no pertenezca a los elementos de las ideas socialistas". Si bien la crítica a Marx es indiscutible y la caída del Muro es su prueba manifiesta, su apreciación del liberalismo respecto al socialismo es un equívoco ético y político incontrastable.

SON COSAS DISTINTAS

En primer lugar, el liberalismo parte de la inmutabilidad de la naturaleza humana (Hume) y el socialismo por el contrario supone la creación del hombre nuevo (Rousseau). En consecuencia, el liberalismo reconoce el derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad, que entraña el reconocimiento ético de los intereses particulares, no contrarios per se a los intereses generales. El socialismo por el contrario podría decirse que reconoce el derecho del hombre a que la sociedad o a que el Estado le otorgue la felicidad, pues los intereses particulares son contrarios al interés general y por consiguiente no éticos.

El resultado de esta contradicción ético-filosófica tiene un efecto político que es el siguiente: en tanto que el sistema liberal promueve la limitación del poder político, pues los hombres no son ángeles, el resultado de la propuesta socialista es como reconociera Tocqueville la concentración del poder. La consecuencia es el desconocimiento de los derechos individuales y la inseguridad jurídica que conlleva, es la razón de ser de la pobreza, que supuestamente se quiere superar. En términos marxistas, sólo hay libertad donde se ha superado la escasez. Que le pregunten a los rusos, a los europeos del Este y más recientemente a los cubanos como se superó la escasez.


CAPITALISMO, NO

Debo aclarar que en todo momento me he referido al liberalismo como la oposición al socialismo, y no al capitalismo. El capitalismo fue la denominación que le dio Marx al único sistema que había creado riqueza en la historia para descalificarlo éticamente conforme a la teoría de la explotación, basada en la falacia de la teoría del valor trabajo. El sistema liberal no es un proyecto económico, sino político, sustentado en presupuestos antropológicos y éticos antitéticos a los del socialismo.

Desafortunadamente, la socialdemocracia parece ser reconocida hoy como el paradigma de la virtud política. Tanto así que Thomas Sowell dice que la izquierda se ha apropiado de la ética y el que no está de acuerdo con ella, no solo está equivocado sino que es un pecador (sic). Ya en 1977, Raymond Aron escribió Europa hipnotizada por el marxismo. La socialdemocracia -algunas veces denominada democristiana- es el marxismo aggiornado por Bernstein, sufragio universal mediante, como sustituto de la revolución y la dictadura del proletariado. Así en la obra citada sostiene: "En una democracia organizada de acuerdo a las ideas verdaderas de la soberanía del pueblo, esto es de acuerdo a los principios fundamentales del derecho de representación, cualquiera acción opresiva y corrupta de la autoridad sobre la nación es imposible". En esa aseveración tenemos manifiesto el concepto de la soberanía de Rousseau, del poder supremo de Kant y del Estado de Hegel.

REINA EL DESORDEN

Al respecto de la socialdemocracia europea, y dejando de lado las versiones del realismo mágico latinoamericano vale recordar las palabras de Paul Jonsohn publicada en julio del 2005: "No se puede negar que Europa como entidad está enferma y que en la Unión Europea reina el desorden". Y refiriéndose al pensamiento de Jean Monnet dice: "De hecho, durante una generación la Unión Europea ha avanzado en la dirección opuesta y creado un monstruo totalitario propio que literalmente expele normativas por millones e invade cada rincón de la vida econmica y social. Las consecuencias han sido terribles, una inmensa burocracia en Bruselas". Y por último señala que el desempleo crónico ha causado una ira depresiva cuya expresiín es el antisemitismo y el antiamericanismo.(sic)

El 26 de julio de ese mismo año, Ralf Dahrendorf escribió refiriéndose a la desesperacin cultural europea: "El capitalismo puro y la globalización evocan imágenes horribles y la repugnancia hacia la economía liberal y los mercados globales no se limita a Alemania. De hecho el tan aclamado modelo social (Estado de bienestar) es más un sueño que una realidad, el sueño de un mundo acogedor en el que un estado benévolo nos cuida".

Así estamos en el mundo de Rousseau habitado por el hombre nuevo. Como una prueba más de esa tendencia en un artículo del año 2008 Stephan Theil dice lo siguiente: "Tanto las escuelas de Francia como las de Alemania por ejemplo han colaborado para arraigar una seria aversión al capitalismo. El capitalismo mismo es es descripto como brutal, salvaje y americano".


LLEGO OBAMA

La situación es más preocupante, aun, si consideramos que aparentemente la política del presidente Obama muestra que ha olvidado el principio liminar de la democracia americana que es que las mayorías no pueden violar los derechos de las minorías. Su política respecto a la situación en Honduras muestra que ignora el rule of law en nombre del majority rule. Así declaró golpistas a los hondureños que intentan evitar que su país caiga bajo la férula Castro-Chávez.

Por último es evidente que en América Latina Lenín está presente en su ensayo Imperialismo Etapa Superior del Capitalismo. El antiimperialismo pareciera ser condición sine qua non para el acceso al poder en cualquiera de nuestros países.

La confusión reinante respecto a los derechos humanos que ignoran el derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad en nombre del derecho a que el gobierno benevolentemente se la conceda, significa la ausencia de seguridad jurídica y por supuesto la tendencia al poder absoluto en nombre del pueblo. En fin, celebremos con entusiasmo el símbolo de la libertad que entraña la caída del Muro de Berlín, pero sepamos que el panorama no es alentador, y por tanto la lucha por la libertad, que es el respeto por los derechos individuales y los límites al poder de las mayorías, es una constante y un deber inevitable.

Por Armando Ribas 
en http://www.laprensa.com.ar/346926-Cayo-el-Muro;-el-socialismo-vive.note.aspx

miércoles, 30 de septiembre de 2009

UNA LEY DE MEDIOS QUE SEA PARA TODOS LOS ARGENTINOS

Todos queremos una Ley de Medios que tenga como dogma garantizar la libertad, la diversidad de expresiones y el pluralismo de ideas.

Lamentablemente no parece buscar esos nobles fines un gobierno que pretende apurar con un frenesí inaudito la sanción de una norma tan importante para la salud de la República y de sus instituciones, en la creencia de que perdió una elección legislativa por exclusiva responsabilidad de los medios y no por el cansancio de gran parte una sociedad que se hartó del estilo autoritario y de confrontación permanente con que Néstor y Cristina Kirchner gestionan los asuntos de la Nación.

Este Proyecto oficial de Ley de Medios parece estar motivado, más bien, por la idea de controlar férreamente a los medios -y a sus periodistas-, haciendo que la autoridad de aplicación, manejada por algien muy cercano al poder, decida quienes serán los futuros dueños de los medios, para forjar de esta manera, un entramado de medios obsecuentes o por lo menos dóciles que trasmitan la verdad kirchnerista y aseguren la continuidad en el poder.

Valga la aclaración: Todos queremos una nueva Ley que realmente aporte más Libertad, mayor diversidad y la búsqueda de la verdad como forma de llevar más y mejores soluciones a las necesidades de la sociedad.
Pero, tanto el presente como el pasado de los Kirchner no los ha mostrado especialmente preocupados por la multiplicación de las voces, sino más bien por la instalación de un único discurso: El de ellos.

El peligro manifiesto es que el poder de turno, el actual o uno futuro, sea quien decida quienes van a ser los propietarios de las radios y los canales de televisión a través de una autoridad de aplicación cómplice para que, cartelizados y en aparente pluralidad, nos muestren una sola realidad tal como hoy hace, por ejemplo el INDEC, quien pretende mes a mes hacernos creer que «todo va mejor» mediante la publicación de índices falsos.

Así no se democratiza la sociedad, ni se busca la diversidad, ni se garantiza el acceso a la información. Tampoco así se combaten los monopolios.
Así, forzando los números y los tiempos no saldrá la Ley de Medios de todos los argentinos. Ni así tampoco se forjará la Argentina del Bicentenario que queremos los argentinos para nosotros y para nuestros hijos.
Lic. Pablo Coelho

sábado, 29 de agosto de 2009

El mensajero de los dioses: poder y comunicación

Cuenta la mitología griega que Hermes, el dios mensajero de los dioses, siendo aún muy niño, le robó unos bueyes a su hermano Apolo. A pesar del crimen, Apolo, al oír los sonidos que brotaban de la lira que Hermes había construido con el caparazón de una tortuga, aplacó su enfado, decidió regalarle los bueyes y perdonarle. Probablemente desde entonces los mensajeros tratan de seducir al poder a costa de lo que sea, y quienes se resisten y se empeñan en informar verazmente sufren las consecuencias. En los países donde el poder del Estado está limitado se valora la libertad de expresión como una de las más fundamentales, precisamente para evitar que los medios de masas halaguen a los gobernantes con los sonidos de sus liras y de esta manera conseguir el favor de estos dioses paganos, dueños del poder de coacción ciudadana. Pero en países sometidos a la tiranía, sea a partir de unas votaciones manipuladas, sea a partir de un golpe militar, la libertad de expresión está en el centro de la diana desde el principio. Y la represión también evoluciona. Ya no se regalan mártires al enemigo, ahora se utilizan medios más ruines. Como dejar obsoleta a una persona en su puesto de trabajo y reducirle los extras hasta que tiene que irse para no perder práctica profesional. O como aplicar un castigo ejemplar a algún medio destacado (blogger, periódico, cadena de radio o televisión o simplemente ciudadano con talento para ser escuchado por la gente) para que los demás se autocensuren por sí solos.
A principios del mes de agosto el rey de Marruecos secuestraba dos semanarios que publicaban una encuesta de opinión sobre el rey Mohamed VI. Y eso que el resultado era favorable. Aunque sirvió de chascarrillo a los periódicos franceses como Le Monde, la cosa indica cuáles son las reglas: no se aceptan dudas, ni preguntas... mi poder no se cuestiona. Como el de los dioses griegos. Y los mensajeros mejor que toquen la lira.
En el caso de la Venezuela de Chávez cabe todo: la censura selectiva, la exhibicionista, la oficial, la extra oficial. Después de cerrar blogs como Sin Mordaza de la periodista Martha Colmenares y canales de televisión como RCTV hace dos años, Chávez ha puesto encima de la mesa la que ya se conoce como Ley Mordaza. Según esta ley, todo el que manipule una noticia generando una matriz de opinión y alterando la paz social, la salud mental o la moral pública es un delincuente y se expone a una pena de hasta cuatro años, y el responsable del medio de comunicación exactamente lo mismo. El resultado inmediato ha sido el cierre masivo de radios venezolanas. Supongo que el tirano preferiría que se dieran las noticias al estilo anglosajón, poniendo los verbos en infinitivo para resultar absolutamente asépticos.
Y no es el único caso. Aunque nos intenten convencer de que es accidental, uno de los socios de Chávez, el presidente Correa de Ecuador, está planteándose reconsiderar las concesiones de radios y televisiones, supuestamente vencidas o "clandestinas". Esa medida cuestiona la existencia de más de quinientas emisoras de radio en el país.
A quien le escandalice esta medida que recuerde que en España la prensa escrita, si no tiene subvenciones directas, las tiene indirectas (a la producción de papel), de manera que los medios más libres son los digitales. Las radios y televisiones se conceden a dedo como en Ecuador y, por tanto, es tan arbitrario como allí, tanto a nivel nacional como autonómico. El escándalo del ministro cuyo hermano periodista "toca la lira" descaradamente a favor del Gobierno, o las concesiones de imágenes de los Sanfermines de hija a padre, son parte de nuestro día a día.
Pero hay una censura exageradamente más grotesca en Venezuela que en España, la camuflada. Por ejemplo, para evitar marchas ciudadanas en la capital en protesta por la Ley Mordaza, la policía militar corta los accesos a Caracas. Y quien se atreva a protestar puede acabar mal. En especial si es una persona que se ha manifestado contrario al socialismo; entonces te ganas la paliza y la prisión por supuesto "ultraje al centinela".
Por supuesto que el resto de nuestro Olimpo, los demás dioses paganos, y en concreto, los nuestros, no protestan ni se escandalizan cuando uno de estos dictadores hace una de las suyas. Mejor seguir escuchando los sonidos de sus Hermes nacionales, no vaya a ser que alguna voz libre e independiente les saque los colores.
Pues ya va siendo hora.
Por María Blanco
en http://www.juandemariana.org/comentario/3950/mensajero/dioses/poder/comunicacion/

jueves, 27 de agosto de 2009

El gobierno debe acertar en la elección de sus prioridades.

Cristina Kirchner no reacciona. Sigue sin ofrecer atractivas condiciones para la actividad comercial y empresarial. No brinda incentivo a los consumidores y continua en trance e inmersa en el fanatismo intervencionista con políticas estatistas. De seguir así la desaceleración de la economía será aun peor, la pobreza crecerá y no podrá alcanzar a cubrir las necesidades básicas que ofrecen los indicadores sociales más importantes.


…“Lo reitero una y mil veces. El problema no es la pobreza sino la inequidad en la distribución. Argentina tiene mucha riqueza, lo que hay que hacer, además de seguir generando riqueza e inversiones, es distribuir mejor lo que producimos”. Al leer estas declaraciones que la presidente Cristina Fernández de Kirchner realizo durante la inauguración de viviendas y un jardín de infantes en el conurbano bonaerense. Instantáneamente me pregunte; ¿Quién es el encargado de redistribuir la riqueza en el país?, ¿Qué nivel de aceptación de la realidad, tiene la presidente?

Analistas, legisladores y dirigentes repiten constantemente ...“El gobierno debe redefinir sus prioridades”. Si bien estas apreciaciones no son del todo erróneas, lo correcto sería decir ...“El gobierno debe acertar al menos una vez en la elección de sus prioridades, si quiere reducir la pobreza en nuestro país”. Porque a luz de los hechos, el Gobierno no para de redefinir sus políticas, sin reparar en los costos sociales que ello implica. El traspaso nuevamente a manos del Estado de los fondos de las jubilaciones o bien financiar de la televisasión del futbol, utilizando las palabras derecho y pueblo como justificación de esas arremetidas intervencionistas, son claros ejemplos de ello.

…La inflación en el 2008 fue de aproximadamente 25 por ciento. El gobierno regula los precios de numerosos productos y servicios, incluidos la energía eléctrica, el agua, la distribución minorista de gas, el transporte urbano y los servicios telefónicos locales y establece acuerdos sobre precios con productores y vendedores. El Poder Ejecutivo influencia el Poder Judicial, los tribunales son muy lentos, ineficientes, reservados y corruptos y muchos inversores extranjeros recurren al arbitraje internacional…La libertad financiera está restringida por la influencia gubernamental en el sector financiero, los costos no salariales continúan dificultando la creación de empleo y el crecimiento de la productividad.

...Las políticas económicas son en gran medida intervencionistas. La acusación a la oficina gubernamental por una recopilación de datos sobre la inflación fue un escándalo que destruyó la confianza pública en las estadísticas gubernamentales y causó que los tenedores de bonos perdieran miles de millones en pagos de intereses. Por consiguiente, las tasas de inversión no están manteniendo el ritmo de crecimiento y tienen un régimen monetario débil. Una violación importante a los derechos de propiedad es el piquete, por el que los manifestantes toman el control de empresas privadas sin que la policía o el gobierno apliquen sanciones efectivas. La piratería de software está aumentando. La corrupción se percibe como generalizada. Los inversores extranjeros denuncian la corrupción tanto del Gobierno como del sector privado. El lavado de dinero, el tráfico de narcóticos, el contrabando y la evasión impositiva asedian el sistema financiero.


Este duro resumen que refleja un estudio que mide los Índices de Libertad Económica de los países en el mundo; realizado por The Heritage Foundation y The Wall Street Journal, sitúa a nuestro país y Venezuela a la cabeza de los países de América Latina que han quedado muy atrás y han sido superados por más de la mitad de los países del mundo en términos de libertad económica. Argentina se ubica en la posición 25ª entre 29 países en la región de América del Sur, América Central y el Caribe y su puntaje general está por debajo del promedio regional. Además se ubica en la posición 105ª entre 179 países en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparency International para el año 2007.


Sin dudas el rol del Estado ha ido cambiando con el correr del tiempo, tanto en los países económicamente libres, como asimismo donde la economía está controlada o intervenida directamente por el Estado. Y en esto Argentina no ha sido la excepción; pero nuestra imagen ante el mundo demuestra que no supimos acompañar ni acomodarnos a las transiciones que marca el orden mundial.

Tanto es así, que quiénes discuten el cómo y no el que hacer, sostenían con ímpetu que el Keynesianismo planteado por los Kirchner era ejemplar. Estimulados estos, por el crecimiento de la recaudación a través de la suba de los aranceles, las tasas a las importaciones y exportaciones, las regulaciones onerosas , el crecimiento global de la economía y el alza en el valor de los commodities. Incentivaba a los mismos a no cumplir los compromisos contraídos con los órganos de créditos internacionales.

Empero, mientras avanzaba la fiesta Kirchnerista, estas medidas, cerraban la economía en nuestro país, dirigiéndola como un barco a la deriva. De este modo se fueron paralizando las inversiones y el desarrollo productivo. En tanto los países vecinos en la región como Chile, Brasil y Uruguay mostraban un crecimiento sostenido con políticas de apertura y reglas claras; y Argentina elevaba de forma exponencial el índice de la pobreza.

En consecuencia a las puertas del Bicentenario de la República, la situación del país es alarmante, sus instituciones son débiles, tenemos más de 12 millones de pobres, gobernadores a punto de lanzar cuasi monedas para cumplir con los sueldos del sector público, con graves problemas de infraestructura y una administración central que antepone financiar al futbol antes que resolver temas de vital importancia como la salud y la educación. Asimismo, la Presidente plantea una reforma política sin consenso incluso dentro oficialismo a travéz de anuncios mediáticos, sin aceptar las diversidades que nos ofrece nuestra sociedad y el marco de la democracia para fomentar un clima para la prosperidad generalizada.


Es hora de generar una agenda pública y colocar al ser humano como expresión de libertad, adoptar un nuevo lenguaje sincero y claro, atender las demandas sin demagogias, saber comunicar y generar participación e incorporar a todos los sectores de la comunidad organizada. Para realizar una reforma profunda hay que lograr grandes consensos a largo plazo, respetar la división de poderes y tener una mirada federal y no restringida. Argentina tiene que derribar ciertos muros que impiden el desarrollo y crecimiento a sus ciudadanos y atender los problemas crónicos como la corrupción.


Encontrar soluciones a largo plazo es comprender que resolver nuestros problemas actuales, no consiste en establecer más regulaciones y controles gubernamentales. Tampoco supone elaborar acciones intervencionistas rápidas con políticas focalizadas y con gastos excesivos; como por ejemplo el sostenimiento y aumento de planes sociales para un mayor control del clientelismo político. Sino en priorizar hacia donde se dirigen los recursos en medio de esta tragedia social por la cual atraviesa el país; sin populismos, con una mirada estratégica hacia la inversión, como el camino más seguro para incrementar la productividad y el crecimiento económico.

Para ello, es importante el compromiso de líderes políticos capaces de implementar reformas con decisión. La experiencia nos enseña que el camino más seguro hacia la prosperidad es el de la libertad, al permitir que los individuos decidan por ellos mismos la forma de seguir adelante que sea mejor para cumplir sus sueños y aspiraciones y los de sus familias.

Nos queda por delante un gran desafío para evolucionar como sociedad. Debemos exigirnos a construir consensos políticos que perduren en el tiempo, elevar el nivel y el prestigio de nuestro sistema de gobierno y el respeto a sus instituciones. Aprender aceptar nuestras diferencias y sanar las heridas del pasado que dividen a los argentinos, con el único objetivo de brindar una mejor calidad de vida en paz. Y generar así las condiciones que restablezcan el índice de confianza y la previsibilidad hacia nuestro país.

Para concluir, si el gobierno no cambia de camino y opta nuevamente por encerrarse en sus discursos, la crispación y la soberbia; sin advertir de una vez la realidad social a la que nos introdujo, hará estallar socialmente el país como una bomba de tiempo. La misma con la que juega desde que llego al poder y comenzó acelerar su pulso desde el 28 de junio pasado, cuando más del 60% del país le dijo no a la profundización de su modelo. Sin dudas nuestra suerte se ha vuelto peligrosa, no sólo por los métodos coercitivos que emplea Cristina Kirchner, sino especialmente por la ceguera con que se los usa, dado que reduce en forma notable la libertad del individuo.


Por Walter Gutiérrez, 
Presidente Red Ideas para la Libertad y la Democracia

martes, 25 de agosto de 2009

Ricos y pobres

La idea de esta nota me surgió a raíz del comentario de un político en la televisión argentina: dijo que constituye una vergüenza que existan instalaciones y construcciones de lujo al lado de barriadas con casas precarias y sumamente pobres. Evidentemente no estaba sugiriendo que deben establecerse marcos institucionales que incentiven a los más necesitados al efecto de que puedan fabricarse hogares de mayor calidad, ni mucho menos que tasas crecientes de capitalización y las consiguientes edificaciones costosas se traducen en mayores salarios para los de menores recursos, sino que estaba diciendo que los relativamente más ricos son responsables de esa pobreza y que deberían arrancarse porciones mayores del fruto de su trabajo “para redistribuir ingresos”.


He aquí uno de los lugares comunes en el discurso político contemporáneo y una de las falacias más grotescas cual es la de la suma cero en los intercambios. Se considera que unos son pobres debido a que otros son ricos. Que en las transacciones lo que obtiene uno es a expensas de lo que pierde otro. La verdad es que en toda transacción libre y voluntaria ambas partes ganan (de lo contrario no hubieran realizado la operación). La riqueza no es un concepto estático por el que los mismos bienes van pasando de mano en mano. Es un proceso dinámico en el que los recursos van adquiriendo mayor valor. Es muy cierto el principio de conservación de la masa de Lavoiser por el que se explica que nada desaparece y todo se transforma. Lo relevante es que el valor del bien en cuestión se eleva en contextos productivos. En tiempos del hombre de la caverna habrían más recursos naturales que hoy pero actualmente los bienes disponibles son mayores y de mayor valor. Un teléfono antiguo tendría más materia respecto del moderno pero éste presta servicios infinitamente más provechosos que los de antaño. Y la productividad se logra debido a las tasas de capitalización generadas por equipos y conocimientos de mayor calidad que hacen posible mayores rendimientos con esfuerzos menores.


No es el empresario el encargado de comprender este proceso, es simplemente un vehículo: al invertir eleva las antedichas tasas de capitalización que, como queda consignado, provocan aumentos de salarios e ingresos en términos reales. Más aún, no es infrecuente que el empresario engrose las filas de quienes no solo no comprenden el proceso aludido sino que lo combaten. Ellos mismos no advierten que la redistribución de ingresos significa asignar los siempre escaso factores productivos en áreas menos eficientes y, por ende, se compromete severamente el progreso de todos pero muy especialmente de los que menos tienen.


Desde luego que la caridad desempeña un papel de importancia al efecto de palear situaciones de emergencia, pero debe tenerse muy presente que la beneficencia siempre se lleva a cabo con recursos propios puesto que si se realiza por la fuerza deja de ser obra solidaria para convertirse en despojo compulsivo que, entre otras cosas, precisamente, demora el progreso y perjudica a los más necesitados debido al deterioro en los marcos institucionales basados en el respeto irrestricto a los derechos de todos.


Pobreza y riqueza son términos relativos en el sentido que todos somos pobres o ricos según con quien nos comparemos. Todos provenimos de las situaciones más miserables que puedan concebirse (cuando no del mono). Pasar de una situación de mayor pobreza a una de mayor desahogo solo puede lograrse en base al respeto mutuo en un clima en el que las normas protegen los derechos de propiedad siempre compatibles con la clásica definición de Justicia de Ulpiano en el sentido de “dar a cada uno lo suyo”.

Por otra parte, la diferencia de rentas y patrimonios (dispersión generalmente medida por el Gini ratio) no resulta relevante. Como señala Robert T. Barro, el determinante de mayor importancia en la reducción de la pobreza es la mejora en el ingreso de todos y no la reducción de la desigualdad. El promedio ponderado es el dato relevante y no el delta entre las puntas en los ingresos obtenidos lícitamente. Más aún, la desigualdad es un pivote para el progreso ya que como apunta John Hospers “para que muchos tengan pan es indispensable que los pioneros tengan caviar”. Buena parte de lo que es el lujo de hoy será de uso común mañana, tal como ocurrió con los automóviles, la televisión, las computadoras etc. Es indispensable abrir de par en par los incentivos para la producción. La guillotina horizontal desatada por la envidia y la malicia constituye el camino más efectivo para destrozar la calidad de vida y los ingresos de la gente.


Debido al mal uso del lenguaje en cuanto a la expresión “oligarquía”, es oportuno precisar que significa la concentración de todos los poderes del Estado en pocas manos. Por ejemplo, los Castro y sus amigos en la isla-cárcel cubana, por ejemplo, el modelo peronista en Argentina y el de todas las dictaduras en todas las latitudes. Habitualmente se confunde aquel término con el de “plutocracia” que alude al gobierno de los ricos.

Asombra que la miseria no resulte más generalizada en vista de la ominosa terquedad del Leviatán por ocupar todos los espacios de la vida de las personas. Los islotes de relativo bienestar se deben a la fenomenal energía desplegada por los resquicios de libertad que aún subsisten en muchos lares.

En no pocos medios -especialmente políticos- la pobreza se usa de modo canallesco para explotar la ignorancia ajena mientras los mandones del momento viven en la opulencia fruto de sus malversaciones y rapiñas. Se usa también para alimentar discursos de predicadores resentidos que necesitan justificar sus puestos junto a ricachones con complejo de culpa por haber obtenido sus patrimonios en la oscuridad de los despachos oficiales donde succionaron privilegios inconfesables.
Por Por Alberto Benegas Lynch (h)
en http://www.diariodeamerica.com/

sábado, 20 de junio de 2009

POPULISMO, EL CÁNCER DE LOS PUEBLOS

Presentación del Libro “Populismo - El cáncer de los pueblos”, del Dr. Ramón García Zavalía, el próximo 22 de junio de 2009 a las 19.00 hs.
La presentación de la obra, estará a cargo de la Dra. María Victoria Paz, miembro de CELTYV, quien hablará sobre el nuevo libro y sobre su actividad como representante de las víctimas del terrorismo de Argentina.
La cita es en Editorial Dunken - Ayacucho 357 - Capital Federal.
Los invitamos a acompañar al autor y a Victoria Paz en este evento.

lunes, 1 de junio de 2009

Movilización blogger por los derechos en Cuba

Pedimos a todas las personas e instituciones defensoras de los derechos civiles en el mundo que contribuyan, y llamamos al gobierno cubano a:

-Liberar a los presos políticos en Cuba.

-Levantar las prohibiciones que impiden a los cubanos entrar y salir de su país.

-Levantar las prohibiciones de acceso a Internet para los cubanos.

lunes, 25 de mayo de 2009

Argentina: El resultado de posponer los ajustes

No vamos rumbo a una nueva crisis, ya estamos sumergidos en ella y se la observa claramente en la fuga de capitales, la fuerte recesión, los problemas fiscales y el incremento en las tasas de desocupación e inflación.

Luego de 6 años de supuesto crecimiento económico, Argentina está sumergida nuevamente en otra profunda crisis y todos esperan la devaluación para luego de las elecciones, si es que finalmente votamos el 28 de junio. Y vale la duda sobre el 28 de junio porque en la Argentina de Néstor Kirchner todo es posible, hasta podría pasar que ocurriera algún “inesperado” enfrentamiento civil que llevara a declarar el estado de sitio y se suspendieran las elecciones. Eso solo lo dirán las encuestas y los comportamientos sin límites que vemos a diario.

¿Qué podemos esperar que ocurra luego de las elecciones? En rigor son muchos los escenarios políticos posibles que podemos tener luego de las elecciones y, por lo tanto, diferentes los escenarios económicos. No es lo mismo el escenario en que si pierde la mayoría el oficialismo se cumpla la promesa del piquetero Pérsico y los Kirchner se vayan, a que intenten mantenerse en el poder como sea o que traten de ignorar el resultado de las elecciones. Pero sí hay un dato cierto. No observo en la dirigencia política actual, en todo su arco y aclarando que siempre existen excepciones, una profundo vocación por instrumentar las reformas de fondo en la economía. A saber: a) bajar el gasto público y hacerlo eficiente, b) establecer un sistema tributario que en vez de espantar atraiga las inversiones, c) adoptar reglas de juego en que la redistribución del ingreso se produzca por el mérito de cada uno para satisfacer las necesidades de la gente, d) un régimen de coparticipación federal por el cual los municipios coparticipen a las provincias y estas a la nación y una serie de medidas adicionales que permitan establecer reglas de juego competitivas.

Obviamente que no es lo mismo tener a un desaforado en poder totalmente imprevisible en sus comportamientos cuál Nerón, capaz de incendiar Roma con tal de zafar de las responsabilidades que le caben, que a alguien equivocado en sus políticas pero con nociones de ciertos límites en el poder que ejerce. En el primer caso no hay diálogo posible porque la locura impide cualquier razonamiento. En el segundo, si hay error pero no hay locura, es posible corregir el rumbo porque se puede dialogar, convencer, intercambiar ideas, comparar resultados, entre otras.

Mi impresión es que una vez que finalice la era de los dislates kirchneristas, va a haber mucho para discutir en materia de política económica. Es que, como señalaba antes, no observo en el conjunto de la dirigencia política una profunda vocación por los cambios estructurales que necesita la economía para evitar estas reiteradas crisis de devaluaciones, confiscaciones y ajustes por el lado del salario real.

Dicho en otras palabras, sabemos que luego del 28 de junio, como la situación fiscal es insostenible, el ajuste que se hará, particularmente Kirchner, consistirá en reducir el gasto público en términos reales vía una devaluación y un salto inflacionario. Hoy más del 50% del gasto público de la Nación son salarios y jubilaciones, los cuales, medidos en dólares, han aumentado hasta niveles que, incluso, superan a los que regían en la convertibilidad. Ahora bien, ante la ausencia de una profunda vocación por reducir en serio el gasto público en sus niveles nominales, lo que aparece como inevitable es que se lo termine reduciendo vía una licuación. Léase devaluación y salto inflacionario.

La referencia más cercana que tenemos en el tiempo es lo que pasó en el 2001. Primero López Murphy quiso aplicar una reducción nominal de gastos ineficientes del orden de los U$S 2.000 millones. Los progresistas le saltaron a la yugular acusándolo de querer hacer el ajuste por el lado de la educación, de insensible y mil cosas más. López Murphy se fue, Cavallo intentó zafar de la baja del gasto hasta que no pudo aguantar más la situación fiscal y primero anunció el déficit cero y luego hizo recortes nominales del gasto. Lamentablemente ya era tarde y la fuga de capitales por la desconfianza derivó primero en el corralito y luego vino el cambio de gobierno con el default y la devaluación. El ajuste terminó siendo 4 veces mayor que el que había propuesto López Murphy con costos altísimos en términos de transferencias de ingresos y de patrimonios.

Néstor Kirchner nos ha puesto un rumbo de colisión que ya es imposible de evitar. La crisis económica que recién comienza terminará en otra más profunda porque si no se produce una reforma del Estado para equilibrar las cuentas y en recrear la confianza para que vuelvan las inversiones, este nivel de gasto público será infinanciable y, por lo tanto, el ajuste se hará, nuevamente, a lo guarango. Es decir, devaluando para generar un salto inflacionario que contraiga en términos reales el gasto público en su componente salarios y jubilaciones. Claro que hacer semejante cosa en este contexto recesivo implica asumir una brutal caída de la actividad, porque no nos engañemos, en el 2002 no fue la devaluación lo que salvó a la Argentina, sino el aumento de los precios de los commodities que se produjo posteriormente. Hoy, una devaluación no solo contraería más el consumo, sino que, en este contexto de falta de previsibilidad en las reglas de juego, impedirían compensar la caída del consumo interno con más inversiones y exportaciones. El caos social que puede producir semejante decisión puede llegar a ser memorable.

Es por eso que mi sugerencia es que no solo basta con evitar la locura en el poder. Si no queremos caer recurrentemente en nuevas crisis, tenemos que decidirnos a encarar el más largo pero eficiente camino hacia la prosperidad. Esto significa crear condiciones para que la economía sea competitiva (reducción del gasto del Estado, sistema tributario pagable, incorporación al comercio mundial, respeto por los derechos de propiedad, etc.) de manera que sea el mayor stock de capital el que produzca abundancia de bienes. Las mayores inversiones más puestos de trabajo y, de la combinación de ambas variables, un incremento sólido del ingreso real de la población.

Kirchner, al igual que muchos de sus antecesores pero en forma más acentuadamente, nunca quiso hacer reformas estructurales. Solo buscó confiscar riqueza (flujos y stocks) para financiar un gasto público creciente. Para él, como para muchos políticos argentinos, bajar el gasto público es reaccionario y de derecha. Los progres consideran una herejía bajar el gasto público. Por eso, cada vez que intenta esquivar la moto, chocamos contra el camión. Esto es, de tanto evitar hacer reformas estructurales, respectar la propiedad privada, no esquilmar a los contribuyentes e incorporarnos en el mundo, terminamos chocando con crisis monumentales que tienen un costo elevadísimo para la sociedad. No es casualidad que Argentina viva en una continúa decadencia, porque persistimos en agradable sonido de frases vacías como redistribución del ingreso, justicia social, defensa de la producción nacional y un sinfín de infantilismos que lo único que generan son políticas regresivas que siempre terminan perjudicando a los sectores de menores ingresos, espantando más inversiones y creando más desocupación y miseria. El discurso progresista al único progresismo que nos ha llevado es al progreso hacia la decadencia.

Kirchner ha aplicado todas estas frases vacías con sus correspondientes políticas inconsistentes hasta su máxima expresión y cuando vio que la cosa no funcionaba y estaba por chocar contra la moto, no terminó estrellando contra el camión.

Por Roberto Cachanosky

Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE, y Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina) en http://reflexioneslibertarias.blogspot.com/2009/05/argentina-el-resultado-de-posponer-los.html

domingo, 24 de mayo de 2009

El proteccionismo tecnológico y nuestro aislamiento

El Poder Ejecutivo Nacional acaba de enviar un proyecto de ley al Congreso para aumentar fuertemente los impuestos a las importaciones de productos electrónicos como computadoras, notebooks , celulares y monitores de televisión, a los que la iniciativa del Gobierno califica de "bienes suntuarios" cuando forman parte de las industrias de punta que están revolucionando el mundo moderno, con el objeto de proteger a las fábricas electrónicas radicadas en Tierra del Fuego.

El objetivo de todo gobierno es promover el bien común. Aceptada esta premisa, surge una pregunta: ¿qué es mejor para los argentinos, proteger a determinadas industrias que ofrecen a cambio un modesto aumento de sus inversiones y de su capacidad de dar empleo, o resguardar la capacidad de compra de los millones de argentinos que hoy se están beneficiando en sus casas, en sus negocios y en sus escuelas con la llegada de los productos electrónicos más avanzados, cuya difusión es uno de los rasgos característicos del mundo moderno? Con otras palabras, ¿qué es mejor para los argentinos, ¿el proteccionismo o el librecambio?

La necesidad de optar entre el proteccionismo y el librecambio nos ha acompañado desde antiguo. Los sectores más competitivos de nuestra economía, como el campo, han preferido desde siempre la libertad de comercio porque sus productos agrícolas y ganaderos no tienen rivales en el mundo. Nuestra producción industrial, en cambio, ha necesitado protección. La Argentina económica, como el dios Jano, tiene dos caras. Desde el campo, es librecambista. Desde la industria, es proteccionista. Lo inverso ha ocurrido con el proteccionismo agrícola y el librecambio industrial de los europeos.

Tanto nuestro país como los países europeos han infringido entonces, cada cual a su manera, la tesis del escocés Adam Smith en La riqueza de las naciones, según la cual la causa del extraordinario progreso económico del mundo moderno ha sido la ampliación constante de los mercados porque, si cada vez más personas producen los bienes que saben hacer mejor y los intercambian por las mercaderías más baratas y avanzadas que producen otras personas igualmente eficientes, lo que resulta de la circulación consiguiente de esta "bola de nieve" de la abundancia, es "la riqueza de las naciones".

Cuando la tesis de Smith, que fue formulada a fines del siglo XVIII, ingresó de lleno en la Revolución Industrial, si bien de un lado estimuló como nunca se había visto el desarrollo económico de las naciones, del otro lado se encontró con que algunas naciones se habían desarrollado antes que otras. Las naciones de desarrollo industrial "tardío" abrigaron entonces el justificado temor de que, si el comercio internacional se expandía sin ninguna clase de rectificación política, serían aventajadas por las naciones de desarrollo industrial "temprano".

Fue a partir de este desnivel competitivo que nació entre nosotros el áspero debate entre librecambistas y proteccionistas, un debate que, como lo muestra el reciente proyecto de gravar fuertemente a nuestras importaciones electrónicas, todavía nos acompaña.

La diagonal

Por un largo tiempo, el campo y la industria parecieron participar de un "juego de suma cero" a resultas del cual se pensó que, si un sector ganaba, el otro perdía. Pero digamos desde ahora que, con el revolucionario progreso que experimentó entre nosotros la agroindustria, dándoles vida a tantas ciudades del interior, se creó una saludable "diagonal" en virtud de la cual hoy resulta anacrónico hablar del campo o de la industria, como si fueran antagonistas, y hay que reemplazar en esta fórmula la "o" por una "y", ya que la Argentina ha pasado a ser altamente competitiva en el mundo no sólo en su producción agropecuaria sino también en su producción agroindustrial en rubros tales como la maquinaria agrícola y los aceites de origen vegetal.

Lo lógico sería entonces que nuestro país ampliara desde ahora la prometedora esfera del librecambio, reconociendo que abarca simultáneamente a los distritos rurales y a los distritos agroindustriales de provincias económicamente vitales como Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. Ello no quita, empero, que el dilema entre nuestra producción agraria y agroindustrial y nuestra industria general continúe vigente fuera de este círculo ampliado para alcanzar a otros rubros industriales, donde la oposición entre el librecambio y el proteccionismo aún no ha cesado.

Pero la insistencia proteccionista del gobierno de Kirchner se debe, contra esto, a dos potentes factores: uno "ideológico" y otro "emocional". La raíz ideológica del proteccionismo exagerado de Kirchner resulta, en este sentido, de que aún comulga con la anticuada visión del "juego de suma cero" al suponer que si el campo y la agroindustria "ganan", los grandes suburbios "pierden", una visión que conduce directamente al fracaso de todo proyecto verdaderamente progresista.

Pero a este obstáculo ideológico ha venido a sumarse un poderoso factor emocional por la razón de que Kirchner cree tener todavía una cuenta pendiente con el campo, que lo derrotó en 2008 y que todavía hoy les impide a él y a su esposa viajar sin una gran custodia policial al interior, contra el cual sigue maquinando su venganza.

Si el obstáculo ideológico es fácilmente refutable por la sencilla razón de que el campo podría ser otra vez la base de la recuperación argentina, como lo fue en 2002, ¿qué es lo que habría que hacer para superar el ánimo vengativo del ex presidente? Hundido como está en el subconsciente de quien aún concentra la suma del poder, ¿qué podría hacerse para rescatarlo de su profunda irracionalidad?

Contra el zigzag

La única manera de superar los restos que aún quedan del enfrentamiento residual entre el campo y la industria que hasta hoy nos perturba sería darse cuenta de que, si se lo considera en estado puro, el dilema entre el proteccionismo y el librecambio es insuperable porque sólo podría trascenderlo una estrategia gradual . Esta es la estrategia que concibió a principios del siglo XX ese gran estadista que fue Carlos Pellegrini, cuando fundó la Unión Industrial.

Esta estrategia consiste en reconocer que, en el plano de los principios, debe aceptarse la superioridad del librecambio porque sólo él es capaz de asignar con eficiencia los recursos mundiales y argentinos, pero admitiendo al mismo tiempo que el paso del proteccionismo al librecambio debe hacerse de tal forma que los países de desarrollo tardío como el nuestro lo recorran con un cuidadoso pragmatismo, en una suerte de proteccionismo suavemente descendente, para evitar los altos costos económicos y sociales de una abrupta transición.

Pero esto es lo que hasta ahora no hemos sabido hacer los argentinos, porque hemos pasado una y otra vez de un "proteccionismo absoluto" a un "librecambio absoluto", y viceversa, en un alocado zigzag, en un vertiginoso movimiento pendular que, en vez de ir firme y progresivamente del reino del proteccionismo absoluto al reino de un creciente librecambio, ha seguido el ritmo de un péndulo insensato que retrasó, en definitiva, nuestro desarrollo.

¿Alcanzaremos al fin este triunfo de la sabiduría política y económica que hasta ahora nos ha eludido? ¿Será posible recurrir finalmente a ese gradualismo que las ideologías y las pasiones nos han negado? El dramatismo de esta pregunta se vierte al fin en otra, que aún estamos a tiempo de contestar. Tanto en el plano político como en el plano ideológico, ¿podremos madurar?

Por Mariano Grondona

en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1131639

domingo, 5 de abril de 2009

¿La crisis financiera se debe a la falla del mercado o a la intervención de los gobiernos?

La actual crisis financiera mundial ha abierto las puertas para echar la culpa a la falta de regulaciones, al fracaso de los mercados y al "capitalismo salvaje". Incluso se ha sostenido que mientras el fracaso del socialismo fue simbolizado por la caída del Muro de Berlín en 1989, el del capitalismo se cristaliza en la crisis financiera de los Estados Unidos iniciada en el año 2008. Entonces ¿es cierto que la actual situación es consecuencia de la excesiva libertad de los mercados, que llevó a los agentes económicos a actuar con avaricia y en forma irresponsable? ¿O encuentra su origen en procesos más profundos de intervención estatal en los Estados Unidos?

Orígenes de la burbuja inmobiliaria

En 1995, durante la "era Clinton" (1993-2001), el Congreso promulga la Ley de Reinversión Comunitaria (Community Reinvestment Act), por la cual los bancos con garantías de depósitos del gobierno (FDIC) debían prestar un porcentaje de su cartera a los sectores con menores recursos. Asimismo, en 1996 el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) dictaminó que Fanny Mae (Asociación Federal Nacional de Hipotecarias) y Freddy Mac (Corporación de Préstamos Hipotecarios de Vivienda) debían asignar entre el 12 y el 22% de la cartera de hipotecas a sectores de menores recursos. En 1997 se modificó la Ley de Crédito Federal (Federal Credit Act) para establecer que los préstamos hipotecarios deberían reflejar la composición de la comunidad en cuanto a raza, sexo y edad, a los efectos de disuadir la discriminación. Más tarde, la Administración Federal de Viviendas (FHA) extendió un seguro de default a los bancos que otorgaban hipotecas "sub-prime"a sectores de menores recursos (ingresos por debajo del 60% del promedio general),dado que en la mayoria de los casos no cumplian los parámetros para extenderles credito.

En este contexto, la incertidumbre generada a partir de la destrucción de las Torres Gemelas en septiembre de 2001 y la brutal caída de las cotizaciones de la industria tecnológica en marzo de 2000 incentivó -ya en el gobierno de Bush- a la Reserva Federal a reducir la tasa de descuento de 6,50% en 2001 a 1% en 2003.

La mayor demanda inmobiliaria elevó fuertemente los precios (13% por año) de las propiedades en las diez ciudades más importantes de los Estados Unidos desde 2001 hasta 2006 (Informe Shiller de Standard & Poor).

Por presión de la administración Bush a Fanny Mae y Freddy Mac (empresas allegadas al gobierno, no pagan impuestos municipales ni estatales) incrementaron peligrosamente su actividad, llegando a controlar la mitad del mercado hipotecario

(u$s 12 billones) . A partir de la compra de miles de hipotecas a bancos locales estas luego eran vendidas a bancos de inversión que las "empaquetaban" como MBS (Mortgages Base Securities) para vendérselas a bancos de primera linea y a fondos de pensión.

De esta forma, la situación se convertía en una "tormenta perfecta" para los intermediarios financieros que se manejaban con instrumentos que contaban con una garantía real (hipotecas); una renta mensual (fondos de pensión); un riesgo diversificado (miles de acreedores); una tasa de interés superior (bonos del Tesoro); una garantía de pago de AIG (mayor empresa mundial de seguros) y, finalmente, con un "grado de inversión" de Standards & Poors y Moody's (lideres en informes crediticios).

Una vez más, el interés en evitar el costo político de la caída del nivel de actividad predominó por sobre los bolsillos de los contribuyentes. Desde diversos ángulos, la futura gran explosión se advertía ya en el mes de febrero de 2007, cuando un banco de primera línea mundial y New Century Financial incrementaron drásticamente su provisión para pérdidas por hipotecas sub-prime (el porcentaje de atraso de hipotecas se estimaba en 12%). El Wall St. JournalFreeman, en "Sub-prime Monetary Policy", en noviembre de 2007, sobre la crisis del mercado hipotecario. En septiembre de 2008, al no ser rescatado el banco de inversión Lehman Brothers, el gobierno se dio cuenta de que podía haber una corrida en el sistema bancario.
comenta en el artículo "Our Sub-prime Fed", el 10 de agosto de 2007, y el

Rescatar el sistema financiero e industrial

La administración Bush se vio forzada a incrementar la garantia de los depositos a individuos a U$S 250.000 y las cuentas de Money Market a empresas y bancos, sin tope a través de la agencia federal FDIC ; a su vez la Tesorería -con la anuencia del Congreso- obtuvo la aprobación para un programa de rescate de u$s 700.000 millones. A través del programa TARP, el gobierno concedió préstamos a bancos y empresas con diferentes arreglos societarios. No obstante esto, el crédito inter-bancos y los pagarés de corto plazo (commercial paper) se paralizaron al no conocer el mercado cuánto había de activos tóxicos en el sistema.

Con la llegada de Obama se preveia que cambiaria el humor del mercado, ya que había condenado la especulación que produjo esta crisis. Pero no se refirio a las causas profundas de origen de la crisis :la distorsiva intervención de los gobiernos.

La propuesta presentada el lunes pasado por su administración intenta liberar a los bancos de activos tóxicos, pero los contribuyentes siguen siendo el pato de la boda. La propuesta consta de dos partes:

1) Nombran cinco firmas para valuar los activos tóxicos de los bancos. Los bancos no estan obligados a participar ni a presentar posibles activos a licitar.

2) Licitan estos activos la Agencia Federal de Depósitos (FDIC) con 88%, el Tesoro con 6% y los privados con 6%. En caso de que exista utilidad con los activos comprados, el 50% se lo lleva el sector gobierno y el otro 50%, los privados. En caso de pérdida la absorbe el gobierno, con un 93%, y los privados, con un 7%.

Una vez más, parece que los platos rotos serán pagados por los contribuyentes.

El daño moral y la solución del mercado

La política del gobierno parece confirmar que aquel que gana se queda con todo, y si pierde, se lo lleva el gobierno. Esto desvirtúa totalmente el mercado e incentiva conductas irresponsables y daño moral por parte del gobierno.

Otorgar u$s 173.000 millones a AIG, una empresa quebrada, sin negociar antes las condiciones estrictas en que serían desembolsado los fondos, es por lo menos irresponsable por parte de la administración de Bush. Luego de que los ejecutivos cobraran los honorarios por u$s 165 millones, Obama les exige que devuelvan ese monto cuando su administración iba a adelantar u$s 30.000 millones a AIG en marzo. En ese mes la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley para sancionar un impuesto a las ganancias del 90% a los beneficiarios de estos honorarios. Esto no solo es anticonstitucional sino que no reconoce el Estado de Derecho de los contratos entre particulares (empresa y ejecutivos). No existe justificativo del gobierno por el manejo de este caso y otros similares .

La solución del mercado para transparentar los activos tóxicos es exigir a todas la empresas que entraron por el programa de rescate TARP acordar la entrega de un warrant por el paquete accionario o si no, verse expuestas a que no les renueven los préstamos acordados. Esto permitiría licitar las empresas al sector privado (sin un préstamo del gobierno) por el valor que el mercado les asigne, y el Estado quedaría comprometido por las garantías ya otorgadas.

PorGuillermo M. Yeatts
Es autor de los libros El botín. La Argentina saqueada (2008); Raíces de pobreza. Las perversas reglas de juego en América Latina (2000), y El robo del subsuelo (1996), entre otros. Es presidente de la Fundación Atlas1853.

jueves, 26 de marzo de 2009

La nueva teoría del derrame

¿Se recuerda de la “teoría del derrame”? ¿Aquella que enfatiza el crecimiento económico del sector privado como fuente de reducción de la pobreza? ¿La que contrasta con la teoría de la izquierda que hace énfasis en la redistribución de la riqueza como medio para reducir la pobreza? Pues ahora hay una nueva teoría del derrame: el Gobierno lo hará todo. Ocasionará el crecimiento económico y derramará la riqueza entre los más pobres.

Si usted cree que el Gobierno es fuente de prosperidad y que es el motor del crecimiento económico, usted se identificará con la “nueva teoría del derrame”. Promoverá acciones que “estimulen” la economía como líneas estatales de financiamiento para la construcción, un déficit fiscal que pague por muchas obras de infraestructura o simplemente continuará regalando dinero. En resumen, usted querrá que el Gobierno aproveche a “convertir esta crisis en una oportunidad”, al promover la prosperidad desde las altas esferas de poder para que, desde allí, la riqueza se derrame hasta los más pobres. ¿Qué tal? Ojalá fuera así de fácil, porque no habría países pobres en el mundo.

La nueva teoría del derrame será un fracaso porque el Gobierno no es fuente de prosperidad y menos de eficiencia. Como el Gobierno no crea nada; el gasto público solo “redistribuye” la poca riqueza que se crea. Cuando la riqueza no alcanza, el Gobierno de manera descarada nos endeuda hipotecando nuestros ingresos futuros con el gasto deficitario. Ambas cosas son casi una garantía de que seguiremos siendo pobres. Por otra parte, ¿qué nos hace creer que ahora sí gastarán el dinero correctamente? ¿Cómo sabemos que el caldo no nos va a salir más caro que los frijoles? ¿Qué clase de “es-tímulo” causará el gasto público? Es ingenuo pensar que, como consecuencia de la crisis, el Estado repentinamente se haya vuelto eficiente y honesto. Algo así como que las carreteras beneficiarán a todos, y no solo a los funcionarios o diputados para que pasen frente a sus propiedades, como la Prensa ha reportado en el pasado.

El desarrollo económico y social de nuestra nación es demasiado importante como para dejarlo en manos de funcionarios de Gobierno. Yo sí creo que el Estado tiene mucho que hacer, pero para solucionar otra crisis: la de inseguridad. Esa es la única crisis que el Gobierno debe meterse a solucionar. En esa sí puede hacer la diferencia, si deja de ver cómo “estimula” la economía y ve cómo agarra a los criminales. Y si soluciona esa crisis, veremos cómo florecerá, de nuevo, nuestra productividad, y la empresarialidad del pueblo nos sacará de la recesión por nuestras propias pistolas. En materia de gobierno, los funcionarios deben aprender que mucho ayuda el que poco estorba.

Por José Raúl González Merlo

miércoles, 25 de marzo de 2009

Sobre guerrilleros y militares: Reflexiones sobre las consecuencias del golpe de marzo de 1976

Las herejías que debemos temer -reflexionaba Borges- son las que pueden confundirse con la ortodoxia. En su relato Los teólogos, el ortodoxo y el hereje, el aborrecedor y el aborrecido, el acusador y la víctima, formaban una sola persona. Del mismo modo, en la tragedia argentina de los años setenta, militares y guerrilleros, defensores del orden y subversivos, tenían muchos rasgos en común y actuaban, a veces, de manera tan similar que parecían una sola persona.

La metáfora borgeana aplicada a la realidad histórica tiene, sin embargo, sus peligros. Las analogías entre nazismo y estalinismo de Ernst Nolte lo hicieron sospechoso de justificar al primero. La "teoría de los dos demonios", término acuñado en tiempos de Raúl Alfonsín para justificar el enjuiciamiento conjunto de militares y guerrilleros, provocó en su momento serias resistencias de un lado y del otro, precisamente porque tenía una dosis de verdad y otra de mentira. Tulio Halperín Dongui atribuyó esta teoría a algunos nostálgicos afectos a uno de los dos supuestos demonios que, muy probablemente, pensaban que había un solo auténtico demonio que sería, desde luego, el otro.

Otra interpretación es, sin embargo, posible: admitir ese dualismo sin inclinarse hacia ninguno de los dos polos: condenar a los guerrilleros no supone elevar a los militares a la categoría de héroes salvadores, y condenar a éstos no implica convertir a asesinos políticos en "jóvenes idealistas". Es preciso descubrir los puntos en que estos extremos se tocan, deslindar la similitud en la diferencia y la diferencia en la similitud.

En ese juego de máscaras, los terroristas eran los héroes de 1973 y se convirtieron en las víctimas de 1976. A su vez los militares, héroes de 1976, pasaron a ser los culpables en 1983. Los guerrilleros perdieron la lucha armada pero los militares perdieron la lucha ideológica. ¿Por qué cada uno de los contendientes perdió su propia guerra?

Entre otras razones, porque ambos luchaban, como vimos, con los mismos medios que su enemigo. Hábiles transformistas, los militares se disfrazaban de terroristas encapuchados, dedicados a sembrar el miedo, matando, secuestrando y robando. Los terroristas, por su parte, se trasvestían de militares y descuidaban la inserción en la sociedad y la actividad política. Y quisieron vencer a sus contrincantes en su propio terreno; lógicamente, ganaron los expertos y no los aficionados.

Guerrilleros y militares, no es posible negarlo, coincidían en muchos aspectos: en su repudio a la democracia y al sistema de partidos, en la legitimación del uso de la violencia; el asesinato era la ejecución de una sentencia dictada en nombre de la liberación del pueblo, en el caso de los guerrilleros, o en nombre del orden y la defensa de la Nación, en el de los militares. Una tortuosa dialéctica convertía en ambos lo que había sido un medio -la violencia- en un fin en sí mismo: la atracción por las armas, el culto a la muerte. No es un detalle para desdeñar la pasión que exhibían los Montoneros por los uniformes, las botas, los grados, los galones, los gestos y la disciplina de los militares. El mayor intelectual que tuvieron en sus filas -hay que decirlo-, Rodolfo Walsh, había intentado en su juventud de nacionalista católico ingresar al Ejército. No lo logró por problemas oculares, pero su momento más feliz fue lucir el uniforme del ejército cubano.

Guerrilleros y militares se decían igualmente representantes del auténtico cristianismo, iban a la muerte en nombre de Cristo, y distintos sectores de la Iglesia bendecían las armas con que se mataban recíprocamente. Ambos eran nacionalistas y veían la principal causa de nuestros males en el enemigo exterior, aunque con distintas orientaciones: el Este para unos, el Oeste para otros. Aun en determinadas circunstancias -la aventura de Galtieri-, coincidieron y fueron aliados ocasionales. El ministro del Interior Costa Méndez, abrazándose con Fidel Castro, representaba el paradigma de esta paradójica situación. La historia es más compleja de lo que habitualmente se cuenta.

Las falacias de los dos demonios. Hay algunas falacias, no obstante, en la "teoría de los dos demonios". La demonización de ambos contendientes respondía a un deseo de la sociedad civil de arrojar el mal lejos, fuera de sí misma, y ocultar, de ese modo, que los terroristas y los represores no venían de quién sabe dónde, surgían de la entraña misma de la sociedad argentina. No eran monstruos sino gente corriente, la llamada "banalidad del mal" de Hanna Arendt. No estaban aislados ni separados del resto de la sociedad, porque ésta apoyó irresponsablemente a uno y a otros, hasta que la sangre los salpicó a todos. Con la demonización, sin embargo, la sociedad podía seguir representando el papel que siempre le ha gustado: de inocente y de víctima. Tenían su parte de razón, por esta vez, los militares, cuando en el juicio a las juntas y en posteriores declaraciones llamaban "hipócrita" a una sociedad que los condenaba sin piedad después de haberlos alabado sin vergüenza.

Además, si bien el terrorismo de Estado tenía muchos puntos en común con el terrorismo político, difería en otros. Podemos pasar por alto el abismal desequilibrio de fuerzas que provocó una desmesurada desproporción entre las víctimas militares y las civiles; después de todo, un solo muerto es ya un escándalo. Y además el delirio de los dirigentes -muchos de los cuales terminaron en el exilio dorado- fue el responsable de cantidad de muertes inútiles, de militantes de la superficie a los que dejaron en el desamparo.

Hay una diferencia más profunda aún: el terrorismo político, por perverso que fuera, era coherente consigo mismo, sus medios se ajustaban a sus fines: destruir la sociedad establecida. El Estado tiene el patrimonio exclusivo de la fuerza, sólo para el resguardo de los ciudadanos y el mantenimiento de las instituciones. Cuando, en cambio, adoptó los métodos terroristas y la fuerza se convirtió en violencia, destruyó la legalidad cuya defensa era la razón misma de su existencia. Por eso, en tanto los terroristas reivindicaban sus crímenes, los militares debieron ocultarlos; de un lado había muertos, del otro desaparecidos.

Las Fuerzas Armadas y sus defensores alegaron la imposibilidad de vencer al terrorismo con los recursos de la ley. Numerosos ejemplos contemporáneos muestran la falsedad de esta aseveración. El Estado democrático alemán venció legalmente al grupo terrorista Baden-Meinhof, y del mismo modo lo hizo el Estado democrático italiano con las Brigadas Rojas, o los asesinos de Aldo Moro -el Aramburu italiano-, o como el Estado español lucha legalmente contra ETA. El argentino recurrió, por el contrario, a métodos ilegales e ilegítimos porque no era un Estado de derecho sino una dictadura, y el Ejército había dejado de estar al servicio de la ley desde los sucesivos golpes de 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976.

Por otra parte, cuando las Fuerzas Armadas alegaban no poder vencer al enemigo sino con la violencia, usaban el mismo argumento soreliano empleado por la guerrilla cuando decían que la justicia social no se podía imponer por las leyes de la burguesía, sino por el aniquilamiento de ésta.Las Fuerzas Armadas no tienen, pues, autoridad moral para reivindicar como una gesta heroica su triunfo sobre la guerrilla. Fueron algunos de sus propios camaradas de armas los primeros en condenarlos: el general Martín Balza, que sufrió por sus ejemplares declaraciones la marginación de sus pares; y el general Lanusse cuando dijo: "¿Qué se puede esperar de unos militares cuyas mujeres toman el té en vajilla robada?".

Tampoco tienen autoridad moral los ex terroristas para presentarse como injustamente perseguidos. Porque el objetivo de la guerrilla nunca fue la defensa de la democracia sino la instauración de otra dictadura de distinto signo pero igualmente sangrienta: su modelo era el castrismo. Quienes habían considerado como desdeñables "formalismos burgueses" los derechos humanos y las garantías jurídicas no hubieran debido, cuando caían prisioneros, exigir que se cumplieran los requisitos del juicio y la defensa, formalidades que ellos no habían dispensado a sus prisioneros en las "cárceles del pueblo".

Menos aun tenían autoridad moral para pretender, después de la derrota, integrar las organizaciones de defensa de derechos humanos.Los años de plomo, tres décadas después, siguen estando presentes, demonizados o santificados, ya sea para manipularlos políticamente o para trivializarlos en pseudohistorias televisivas, o para avivar la memoria -inevitablemente emocional y rencorosa- de víctimas y victimarios.

La memoria individual o de grupo es lícita en cuanto expresión de sufrimientos vividos, pero deja de serlo en cuanto pretende erigirse en único referente de la verdad. La historia debe desprenderse de la política inmediata y de la memoria -una de sus fuentes, pero sólo una-, hacer la crítica de la ideologización, del recuerdo selectivo y del mito, mediante una comprensión desapasionada, que no es lo mismo que justificación.

Sólo de ese modo habremos aprendido una lección, los años setenta entrarán definitivamente en el pasado, y podremos construir mirando al futuro una sociedad democrática.

por Por Juan José Sebrelli

martes, 24 de marzo de 2009

Ausencia de un revisionismo serio: Un golpe contra nadie

El absurdo de pretender que la tragedia de los `70 se inicia un 24 de marzo de 1976 no es otra cosa que la consecuencia de tantos años en ausencia de un revisionismo histórico serio y desideologizado.
En rigor, la descontextualización de los hechos constituye el arma mejor aprovechada por el setentismo contemporáneo para deformar nuestra historia reciente. El objeto no es otro que omitir las causas y difundir tan sólo los efectos (una verdad a medias es mentir dos veces).
Lo cierto es que antes del 24 de marzo de 1976, un conjunto de situaciones catastróficas (a la sazón, omitidas por los historietistas mediáticos) tenían lugar en la Argentina: las organizaciones terroristas que operaban desde la década del '60 se encontraban en su momento de mayor auge; el país era gobernado por Isabel Perón, una mujer de escasa formación académica y nula experiencia política que, en medio del caos y la anarquía reinante, tomaba licencias alegando problemas de salud y se la vinculaba en polémicos casos de corrupción; y como si todo esto fuera poco, la economía se derrumbaba mientras sus ministros se sucedían a un ritmo nunca antes visto.
En puridad, la República respiraba un verdadero vacío de poder que se reflejaba día a día en las expresiones de la desorientada clase política que, de a poco, iría abandonando el gobierno.
"La Argentina está viviendo una situación límite", ponía de manifiesto el senador Cerro ya en septiembre de 1974.
"Realmente, frente a tanta violencia, tanta sangre, confieso que me estoy quedando sin palabras", admitía, a inicios de 1975, el senador Frúgoli.
"El país no puede transcurrir un minuto más en este desgobierno", agregaba el diputado Ferreira. Téngase en cuenta que las expresiones analizadas tenían lugar cuando todavía faltaban muchos meses para marzo de 1976.
Los diarios de la época también ponían de relieve esta extrema situación, incluyendo a la prensa extranjera que, sin disimular el asombro y la preocupación, describía a la perfección el clima de anarquía que vivía nuestro país.
El "Sunday Telegraph" , de Londres, por ejemplo, en su edición de agosto de 1975, informaba: "Con una inflación que pasó la barrera del sonido y una orgía de asesinatos, la Argentina se encamina hacia el punto de desintegración".
En extrema síntesis, así llegamos a los días previos del 24 de marzo de 1976 cuando la situación, lejos de mejorar, empeoraba cada día. A pesar del caos que sacudía al país, la clase gobernante seguía sin brindar solución alguna y se pronunciaba en todo momento desconcertada.
"¿Qué podemos hacer? Yo no tengo ninguna clase de respuesta", se sinceraba una semana antes del golpe el diputado Molinari. El diario "La Opinión" , del 19 de marzo, daba cuenta del alevoso accionar del terrorismo subversivo, titulando en su tapa "Un muerto cada cinco horas y un atentado cada tres", a la par que el izquierdista Américo Ghioldi pronunciaba frente a la prensa que "el gobierno, o mejor dicho el régimen, muestra signos de agotamiento. No pueden hacer nada ante el derrumbe monetario, la semiparálisis del aparato productivo y la inseguridad de vida".
Lo cierto es que el gobierno de Isabel iba cayendo solo, sin la necesidad de que ninguna fuerza lo derribara, y ya el 21 de marzo el diario "Clarín" informaba: "Los legisladores que asistieron al Parlamento se dedicaron a retirar sus pertenencias".
Otro matutino agregaba: "No quedan ni los pungas en la zona del Congreso". Cuenta Juan B. Yofre, quien ha investigado a fondo estos sucesos, que "la gran mayoría de los legisladores vaciaron sus escritorios, carpetas y retiraron sus heladeras portátiles".
Es dable destacar la expresión utilizada por el secretario general de la CGT, Casildo Herreras, quien en medio de la anarquía se había exiliado a Montevideo en compañía de otros dirigentes. "Me borré", dijo ante periodistas.
Francisco Manrique, presidente del Partido Federal, cuando todavía ninguna fuerza militar había derrocado a Isabel, no sin razón sentenciaba: "Estamos asistiendo al sepelio de un gobierno muerto".
El 24 de marzo de 1976 había llegado y las FF.AA, desplazando a lo que quedaba del gobierno peronista, se hacían cargo del país. Quizás el pronunciamiento más ilustrativo para completar este poco conocido panorama fue el del vicepresidente del justicialismo, Deolindo Felipe Bittel, que le gritaba al secretario de prensa de Isabel Perón: "Chau, papá, hasta mañana. Esto hay que festejarlo con champaña. Todo se ha disipado". Vale decir, los residuos del partido gobernante festejaban su propio derrocamiento.
En rigor de verdad, el golpe no había sido contra nadie, pues la clase política no sólo se había desentendido de la extrema situación que afrontaba el país sino que hasta había, en gran medida, desalojado voluntariamente el gobierno mucho antes de la intervención militar (no se trata de justificar este hecho sino promover un revisionismo serio).
Basta con recordar que Ricardo Balbín en aquellos días expresaba que "nunca fue tan fácil como en este momento para las Fuerzas Armadas tomar la Casa de Gobierno: porque no hay nadie en ella".

Los desaparecidos que desaparecieron de la memoria
Como en los anteriores 24 de marzo, los discursos tocarán inevitablemente la siempre presente cuestión de los terroristas desaparecidos, aunque sólo limitándose a denunciar aquellos casos producidos luego del "golpe" cuando, en rigor de verdad, la técnica de la desaparición fue implementada años antes por el gobierno constitucional.
En efecto, el mismísimo informe de la Conadep contabilizó más de 750 casos de desaparición de personas durante el peronismo, registrándolos en el famoso libro Nunca Más (más citado por la izquierda que efectivamente leído).
Es dable, asimismo, destacar que los Montoneros, desde la revista Evita Montonera , ya en su número de marzo de 1975 denunciaban públicamente "un número indeterminado de secuestrados y desaparecidos".
En consecuencia a lo expuesto, cabe preguntarse: ¿por qué recordar sólo a los desaparecidos posteriores al 24 de marzo de 1976? ¿Deberíamos pensar que cuando un gobierno de signo constitucional comete tal aberración es legal y tolerable, mientras que cuando uno de facto la pone en práctica es ilegal y reprochable?

Derechohumanistas de hoy, procesistas de ayer
Por más que en el presente muchas figuras públicas intenten ocultar a través de la santificadora bandera de los derechos humanos su adhesión al Proceso en otrora, existe documentación que compromete a más de uno.
Caso a destacar es el de quien fuera nada más ni nada menos que fiscal durante el famoso Juicio contra las Juntas Militares, el doctor Julio Strassera, siempre listo para llenarse la boca de derechos humanos frente a los medios de comunicación.
En rigor, este inefable personaje, desde 1976 hasta 1982 se desempeñó como fiscal y juez. En ambas condiciones juró por los Objetivos Básicos del Proceso, los Estatutos y sus Actas. ¿Por qué, en su momento, obligado por la función que ejercía, el doctor Strassera no denunció las desapariciones de personas que en el presente tanto dice lamentar?
El ex procesista, hoy emblema de la lucha por los derechos humanos y la democracia, Ernesto Sábato, también constituye un caso a citar. Si bien el reconocido escritor fue elegido presidente de la Conadep por el gobierno de Alfonsín y comenzó desde entonces a horrorizarse por las secuelas que dejó la guerra contra el terrorismo, años antes le expresaba a Videla que "el país necesitaba un baño de sangre para purificarse" y hasta se daba el lujo de compartir banquetes con el mismo presidente de facto.
"Le agradecí personalmente a Videla el golpe de Estado del 24 de marzo que salvó al país de la ignominia y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad de gobierno", declaró ante la prensa a la salida de un almuerzo.
Por su parte, la familia Timerman, hoy tan comprometida con los derechos humanos, hace treinta y tres años recibía con euforia al gobierno de Videla a través del diario "La Opinión" (de Jacobo Timerman), poniendo de manifiesto que "si los argentinos, como se advierte en todos los sectores --aún dentro del ex oficialismo--, agradecen al gobierno militar no menos cierto es que también le agradecen la sobriedad con que actúan".
En consecuencia a todo lo expuesto, es dable señalar que ocultar el contexto en el que sucedieron los acontecimientos del 24 de marzo de 1976 no es otra cosa que promover un revisionismo maniqueo e ideologizado; luchar por los desaparecidos posteriores a la instauración del gobierno de facto y olvidar a los anteriores no es sino una de las tantas pruebas de que la memoria y la justicia no son los objetivos reales del setentismo; silenciar que, en su momento, la población no armada apoyó aquella gestión (incluidos muchos de los hoy abanderados de los derechos humanos) es lo mismo que despojarnos a la fuerza de nuestras responsabilidades que, como sociedad, tuvimos en los sucesos que hoy recordamos.

Por Agustín Laje Arrigoni en La Nueva Provincia http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/24/03/2009/93o013.html

jueves, 12 de marzo de 2009

Acerca de la “kakistocracia”

En el artículo anterior procuramos reivindicar el término y el concepto de aristocracia, tan menospreciado en nuestra época. Allí dimos las razones históricas y conceptuales para mostrar que la democracia –para ser auténtica y no mera palabra hueca o simple mecanismo electoral que diera el triunfo a la mitad más uno- lejos de oponerse a aristocracia debía completarse e impregnar de su espíritu; es decir, lejos de abjurar del gobierno de los mejores (aristocracia) debía aspirar a ello, a riesgo de dejar de ser democracia.

También advertimos que parecería existir una tendencia general (en todos los órdenes y no sólo en cuestión de gobiernos) de buscar o de conformarse con los peores. Y de aquí, decíamos también, resulta que a veces acceden al poder un conjunto de individuos que por sus turbios antecedentes, por su frágil moral, por su ausente capacidad y otros rasgos afines conforman “el gobierno de los peores”, y entonces se nos ocurrió proponer para denominarlo el término kakistocracia.

Con posterioridad y no sin satisfacción hemos visto que el término halló eco en distinguidos colaboradores de esta página y en otras publicaciones y medios. Es que las palabras nacen y se imponen cuando hay cosas que designar. Si el término en cuestión tuvo eco, fue simplemente porque hacía falta!. Y precisamente por todo esto deseamos hacer algunas reflexiones más al respecto.

Se nos ha dicho y hemos leído que kakistocracia es sinónimo, o sería lo mismo, que chantocracia, vocablo formado no sin cierta arbitrariedad, con una expresión del lunfardo porteño (chanta) y una desinencia griega (kratía). Sin restarle toda validez a este término, debemos señalar que no hay tal sinonimia, al menos en la intención que quisimos darle a “kakistocracia”. El chanta es esencialmente un embaucador, un embustero, un trepador, alguien que habla mucho sin decir nada; en rigor, un macaneador, según el diccionario designa “al que no hace lo que dice” y “al que hace mal alguna cosa”. El chanta, en el lunfardismo porteño, designa, pues, un personaje nada recomendable, pero no demasiado perjudicial (a no ser por su capacidad de confundir las cosas) y, en definitiva, diríamos, casi inocente.

En cambio, kakistos, en griego es el superlativo de kakos. Kakos significa “malo”, y también, “sórdido”, “sucio”, “vil”, “incapaz”, “innoble”, “perverso”, “nocivo”, “funesto”, y otras cosas semejantes.

Luego si kakos es lo malo, kakistos, superlativo, es lo más malo; es decir, lo peor. Plural de kakistos es kakistoi; es decir, los peores. De ahí que se nos ocurriera kakistocracia: gobierno de los peores.Nos parece que surgen claras las diferencias entre el “chanta” y el kakistos. Hay varios matices, pero sobre todo hay un aspecto moral; el “chanta” puede ser –y frecuentemente lo es- inocente; el kakistos, en el sentido empleado es absolutamente responsable y culpable. Además, es el peor.

El significado profundo y real de kakistocracia sólo se capta en contraposición con aristocracia. Además –que designaba al “gobierno de los mejores” como aristocracia, e incluso circula otro de más reciente gestación- mediocracia : ¿porqué no acuñar un vocablo que designara no ya a los mediocres, sino decididamente a los peores?. ¿O es que los peores no tienen acceso a los gobiernos?. Ignoramos que haya alguna ley –escrita al menos- que lo impida. Y si esa ley existe, de hecho ha sido violada.

Cuando un grupo o un pueblo cede en su afán de promover a los mejores, entra indefectiblemente en un tobogán y pasando por los mediocres termina en los peores. No estamos aquí cuestionando formas de gobierno o modos de elegir gobernantes. Este es otro tema que quizá abordemos en una próxima oportunidad. Se trata fundamentalmente de un espíritu, de una inspiración, de una exigencia profunda de la conciencia individual y de la conciencia colectiva. Se trata de tender hacia abajo –mera gravitación- o de tender hacia arriba –afán de perfección-. Se trata de exigir y de exigirse menos o de exigir y de exigirse más. Se trata, en fin, de ser rebaño o de sentirse y actuar como persona humana. Porque la kakistocracia no sólo es un atentado contra la ética –ya de suyo infinitamente grave- sino también contra la estética, una falta de buen gusto.

Por Jorge Luis García Venturini
29 de marzo de 1975 - La Prensa