Una encuesta de Interlace augura un retroceso del chavismo en las elecciones del próximo 23 de noviembre. En 14 de los 22 estados donde se llevarán a cabo las elecciones, los candidatos de Hugo Chávez Frías perderían en 8 de esos 14, entre ellos Zulia, Carabobo y Sucre.
Al teniente coronel Chávez no le gusta perder y, en los últimos días amenazó en dos ocasiones con usar la fuerza militar. Primero contra Manuel Rosales, gobernador de Zulia y cabeza del antichavismo nacional. Si Rosales gana la alcaldía de Maracaibo, el Presidente consideraría la opción de articular un ''plan militar''. Luego al gobernador de Carabobo, disidente del oficialismo: ''A lo mejor voy a terminar sacando los tanques'', le advirtió.
Entretanto ordenó la toma militar de un aeropuerto, y mandó a construir cinco bases en la frontera con Colombia, según la agencia oficial de noticias, ABN, que luego lo desmintió señalando que solo se crearán cinco ''zonas de seguridad'' en otras tantas comunidades yupka en el área fronteriza.
En Cuba, las cosas están peor. El diario Granma, desde sus páginas anunciaba la ''ofensiva'' del gobierno contra el acaparamiento en tiempos de escasez''. Las nuevas normas establecen topes de compra para cada producto por persona. Por caso, sólo dos botellas de aceite por persona. Las sanciones van desde el ''decomiso de las mercaderías hasta la cárcel''. Tanto es así que se quejaba una habanera: ``Conseguí comprar seis trozos de pollo, pero no he podido traerlos a casa. Si te ve la Policía, te pregunta qué llevas, dónde lo compraste... Y te lo puede quitar e, incluso meterte preso''.
Tanto Chávez como Castro ''cumplen con la ley''. Es decir, que nada puede objetárseles legalmente. El problema es moral: es que no existe la violencia justa, sino que es siempre destructiva. No es cierto que la autoridad para imponerse deba tener el monopolio de la violencia y ejercerlo. La Iglesia Católica, por caso, con dos mil años, es la institución que más ha perdurado y más ha influenciado en Occidente y, prácticamente, no tiene poder coactivo, ni ejércitos, ni policía.
Dice la escolástica tomista que ''justo es aquello que se corresponde con su naturaleza''. Lo violento es lo que desvía el curso natural de la acción humana. Es entonces la violencia siempre injusta, y destructiva del accionar humano. Es la corrupción de la naturaleza humana.
En el mercado, las acciones se realizan de mutuo acuerdo, precios de por medio, las personas interactúan pacíficamente. La corrupción surge cuando alguien tiene el poder de sustraerse del acuerdo voluntario, por ejemplo, cuando un gobierno impone precios máximos, el funcionario designado los fija arbitrariamente, forzando a la otra parte y así nace la tensión que da lugar a la corrupción. Cuanto más estatismo, más corrupción.
Mientras Kirchner podría postularse para el récord Guinness por la cantidad de sospechas por corrupción que enfrenta, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, gobernado por un opositor que tiene que lidiar con mucha burocracia, gastará $1,400 millones en obras públicas cuando la inversión anual histórica ha sido de $1,000 millones.
El diario La Nación a un ponderado artículo lo titula Llamativo precio de algunos trabajos. ''Por una rampa de 16 metros cuadrados se pagan $6,650'' cuando otras empresas han cotizado ''$4,900 (por) la (rampa) integral''. Los sobreprecios en las obras estatales son un clásico en todas las latitudes.
Al teniente coronel Chávez no le gusta perder y, en los últimos días amenazó en dos ocasiones con usar la fuerza militar. Primero contra Manuel Rosales, gobernador de Zulia y cabeza del antichavismo nacional. Si Rosales gana la alcaldía de Maracaibo, el Presidente consideraría la opción de articular un ''plan militar''. Luego al gobernador de Carabobo, disidente del oficialismo: ''A lo mejor voy a terminar sacando los tanques'', le advirtió.
Entretanto ordenó la toma militar de un aeropuerto, y mandó a construir cinco bases en la frontera con Colombia, según la agencia oficial de noticias, ABN, que luego lo desmintió señalando que solo se crearán cinco ''zonas de seguridad'' en otras tantas comunidades yupka en el área fronteriza.
En Cuba, las cosas están peor. El diario Granma, desde sus páginas anunciaba la ''ofensiva'' del gobierno contra el acaparamiento en tiempos de escasez''. Las nuevas normas establecen topes de compra para cada producto por persona. Por caso, sólo dos botellas de aceite por persona. Las sanciones van desde el ''decomiso de las mercaderías hasta la cárcel''. Tanto es así que se quejaba una habanera: ``Conseguí comprar seis trozos de pollo, pero no he podido traerlos a casa. Si te ve la Policía, te pregunta qué llevas, dónde lo compraste... Y te lo puede quitar e, incluso meterte preso''.
Tanto Chávez como Castro ''cumplen con la ley''. Es decir, que nada puede objetárseles legalmente. El problema es moral: es que no existe la violencia justa, sino que es siempre destructiva. No es cierto que la autoridad para imponerse deba tener el monopolio de la violencia y ejercerlo. La Iglesia Católica, por caso, con dos mil años, es la institución que más ha perdurado y más ha influenciado en Occidente y, prácticamente, no tiene poder coactivo, ni ejércitos, ni policía.
Dice la escolástica tomista que ''justo es aquello que se corresponde con su naturaleza''. Lo violento es lo que desvía el curso natural de la acción humana. Es entonces la violencia siempre injusta, y destructiva del accionar humano. Es la corrupción de la naturaleza humana.
En el mercado, las acciones se realizan de mutuo acuerdo, precios de por medio, las personas interactúan pacíficamente. La corrupción surge cuando alguien tiene el poder de sustraerse del acuerdo voluntario, por ejemplo, cuando un gobierno impone precios máximos, el funcionario designado los fija arbitrariamente, forzando a la otra parte y así nace la tensión que da lugar a la corrupción. Cuanto más estatismo, más corrupción.
Mientras Kirchner podría postularse para el récord Guinness por la cantidad de sospechas por corrupción que enfrenta, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, gobernado por un opositor que tiene que lidiar con mucha burocracia, gastará $1,400 millones en obras públicas cuando la inversión anual histórica ha sido de $1,000 millones.
El diario La Nación a un ponderado artículo lo titula Llamativo precio de algunos trabajos. ''Por una rampa de 16 metros cuadrados se pagan $6,650'' cuando otras empresas han cotizado ''$4,900 (por) la (rampa) integral''. Los sobreprecios en las obras estatales son un clásico en todas las latitudes.
Por Alejandro A. TagliaviniEl Nuevo Herald
El autor es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute de Oakland, California.
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