miércoles, 25 de mayo de 2011

¿POR QUÉ SOY LIBERAL? Los nuevos derechos sociales y el liberalismo

Es grande también, hermosa, llena de perspectivas trascendentales, la educación del pueblo, la redención del indio. En materias agrarias tenemos programa para cinco lustros, en el cual podemos ponernos fácilmente de acuerdo los hombres previsores de los dos partidos. Hay una injusticia inveterada, tradicional, con los colonos, aunque hay colonos que, aleccionados por vagabundos comunistas, aspiran a que lo ajeno sea propio. Hay una infamia, como el llamado concierto del departamento de Bolívar, contrato horrendo mediante el cual un hombre pobre se alquila, por un salario escaso, de por vida. En La vorágine elevó su voz sonora José Eustasio Rivera contra el peligro mayor de la selva, que no es la fiera hambrienta, ni el caiman con sus mandíbulas voraces, ni la hormiga tambocha que pudre cuanto toca, ni las serpientes, ni los vampiros, ni las exhalaciones pútridas, ni el zancudo, ni los perfumes venenosos, ni las flechas. Ese peligro máximo está en los libros diario y mayor de los caucheros. Es la iniquidad del explotador de la miseria, el verdugo del hombre, que por una simple prenda de vestir obliga al compromiso del trabajo por años, y que por una pequeña suma, indispensable para las drogas con que ha de aliviarse un ser querido, oblige a quien la obtiene a ofrecer los servicios de quien todavía no ha visto la luz triste del mundo.

En la selva hay seres que nacen peor que esclavos. En los latifundios hay trabajadores que en muy poco se distinguen de los semovientes. Sobre el surco se mantienen, desde que Dios manda su luz hasta cuando la quita, por un pago irrisorio. Viven sin alegria, sin cordialidad, sin el sentido humano, atenaceados por la necesidad, perseguidos por la obligación, sin la posesión de ellos mismos, para morir cualquier día como una bestia que se echa, como una mosca que se aplasta, hermética la faz, tristes los ojos, incapaz el alma de una protesta, de una rebeldía, mientras la tarde en que se hunden es apenas presagio de la aurora, igualmente melancólica, que se abrira, cuando se hayan ido, para todos los suyos.

El corazón, el cristianismo, el interés, todo se junta en el impulso único de acabar con esa desventura. Liberalismo y conservatismo quieren la parcelación inteligente, la compra por el Estado de terrenos que pueda dar a los cultivadores, la colonización respetada y amparada, fomentada también con la entrega de herramientas, con el suministro de fondos, en la pequeña proporción que las circunstancias lo permitan, pero en una que por lo menos indique la iniciación del programa. Muchas campañas análogas pueden llevarse a cabo. Ahí desaparece propiamente el color rojo o azul de la bandera. En materias económicas se impone, antes que la doctrina, la conveniencia nacional, con estudio detenido de los factores que concurren a la producción, de la índole de las gentes, de la posibilidad de los mercados, porque la interdependencia del mundo no tolera experimentos doctrinarios, sobre todo en países pequeños y en países jovenes, cuando se ponen en peligro las fuentes mismas de la riqueza. Aunque es muy hondo y frecuentemente cierto el concepto de Jules Lemaitre, de que "el hombre, a medida que su condición material mejora, descubre nuevas maneras de sufrir", no ha de olvidarse que no existe un disolvente peor que la miseria. Es la madre de la desesperación, del crimen, de la rebeldía, de la progresiva anulación de la conciencia. El on devient moral des qu'on est malhereux de Proust es muy relativo. Los días sin pan no engendran pensamientos pacíficos. Hay que procurar que el pan no falte en la rústica mesa del obrero.

Lo económico domina lo moral, lo social, lo internacional, lo biológico. Siempre ha estado presente en todos los conflictos, en todas las matanzas, en todas las revoluciones, pero es desde el empuje socialista del siglo XIX cuando ha cobrado fuerza , para convertirse en lo esencial de los programas de todos los partidos. La gallina en la olla del pueblo, mostrada como ideal por Enrique IV, había sido ya el panem et circenses de Juvenal en su sátira. Y fue acaso el hambre la explicación recondita, en tiempos anteriores a la historia, de las luchas de clanes y de tribus. Brillat Savarin decía que a la humanidad le interesa más la confección de un nuevo plato que el descubrimiento de un astro. Concepto de gastrónomo, indudablemente se hace más intenso cuando contempla el problema de la ración necesaria. Para la verdadera redención del pueblo hace falta el apóstol que haya sentido en la came sus dolores. Nada arreglan, ante descomponen, los predicadores de un credo prematuro, en el cual no tienen fe, pero caya utilidad pecuniaria reconocen, hábiles en el arte de extraer a los siervos de la gleba la cuota que, no a ellos sino al solicitante, le sirve. Aquí tenemos ya una larga lista de embaucadores, de diestros capitanes que no pasan la línea del peligro y huyen en el momento de prueba, después de haber empujado a la violencia, con palabras falaces y de encono, a los seguidores sumisos, para ir a disfrutar mansamente del dinero que les han sonsacado.

Así también los cazadores de votos. Programas deslumbrantes de un paseo electoral, censuras cáusticas al capitalismo, del cual quisieran vivir o hacia el cual van acercándose con sus procedimientos de logreros, para olvidar el día del triunfo las promesas, engañar la opinión y cobrar, a la burguesía que dicen detestar o al gobierno que fingen combatir, la influencia conseguida en el pueblo: esa es la historia, en todas partes, de esos arrivistas. Tienen elasticidad de serpiente. Se adelgazan y cuelan por cualquier grieta. Al menor descuido aparecen desempenando un cargo público, o se pasan al partido contrario si a sus personales intereses conviene, porque no es sino eso, o la curul en la cámara, o las monedas del chantage que aseguran el silencio, lo que ansiosamente buscan. El campesino, el obrero, se dan cuenta ya tarde de que lisa y llanamente fueron esquilmados.

Todo, en resumen, para adelantar, pare moverse, para transformarse , viene a ser una labor de educación. Educación arriba, educación abajo. Enseñanza gratuita y enseñanza práctica. Formación del criterio para acostumbrarlo al análisis, a la investigación, al examen de cuanto como verdad se da y que puede no serlo. Entre nosotros fue llevado el concepto de libertad al extremo de condenar la enseñanza obligatoria como una violación del derecho de no hacer nada, como un atentado contra esa única propiedad, decía Murillo, del desocupado: su tiempo. Escritores liberales sostuvieron, con un caudal de razones, tal principio. Después la enseñanza obligatoria fue canon liberal, al cual se opusieron los conservadores con estrépito, hasta llegar, en los tiempos que corren, a una fórmula que en teoría es excelente: enseñanza obligatoria con libertad, para los padres, de escoger la escuela. Al jacobinismo le repugna, por cuanto anhela vaciar los criterios en ciertos moldes de aberración y de odio. El catolicismo no es amigo de la libertad de enseñanza, aunque alega el derecho en dondequiera que se halla sometido. El verdadero liberalismo reconoce como suya la nueva fórmula conservadora.

Hay quienes entienden la educación como el arte de circunscribir la propia libertad para no perjudicar la de otros. La definición es bella pero limitada. Más amplia y más honda es la de G

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